PRAGA - JUNIO 2011


Hola a todos:


Esto es una crónica de nuestro viaje motero por Europa que hicimos desde el día 6 hasta el 22 de Junio del 2011.


El relato que comento del viaje, es una visión personal y particular. Con esto quiero decir, que lo que aquí digo, puede que no se ajuste a la visión que tenéis vosotros de la ciudad de la que hablo. Tan solo comento lo que he visto, lo que nos ha pasado y lo que hemos vivido, pero desde nuestro punto de vista y desde nuestra visión personal y particular, no siendo, ni mucho menos, una guía de la cuidad.


Me ha salido un poco extensa, y pido perdón, ya que no es fácil, para alguien como yo, ponerse delante del ordenador y escribir. Y es que tengo la imagen de lo vivido, pero que me cuesta trabajo expresarlo a la hora de escribirlo o detallar todo lo vivido en pocas palabras, pero transmitiendo a mis amigos, todas las sensaciones vividas.


Espero que aunque me haya salido muy extensa, al menos sea instructiva y aprendáis algo de mi experiencia para cuando hagáis un viaje por ahí. Pero creerme, esto de escribir, no es fácil. Así que siento mucho si os parece un palizon, pero que sepáis que he intentado, que por lo menos sea amena y divertida.


Comenzaré por el principio.


Siempre he estado leyendo las crónicas de otros moteros. Y hasta las hacia mías, a modo de ilusión creyendo en mi fantasía, que era yo quien iba en aquella moto y por aquellos caminos.


Pero un día me dije: 

-" Basta ya de leer lo que otros hacen. Ahora, seré yo quien las haga".


Y me puse manos a la obra.


Desde hace 3 años, he estado intentado hacer una gran ruta motera. Mi objetivo era ir a Istambul, en Turquía, recorriendo media Europa. Pero las circunstancias han hecho retrasar el viaje.


El primer año, tuve que anularlo porque me encontraron un pedrusco que te cagas en el riñón, y que estaba a punto de explotar y dejarme con un riñón menos. Y todo eso, lo descubrí, 20 días antes de irme, porque me dio por hacerme un "chequeteo" en Renfe ya que ofrecía gratis a los empleados un reconocimiento para saber si tienes cáncer de próstata. Mi próstata esta bien, pero el riñón peligraba. Se tuvo que anular y dejarlo para el año siguiente.


En el año siguiente, lo tuve que volver a anular porque a Margari la operaron de rodilla y tenia que estar un mes y medio sin poner el pie en el suelo para nada. Y claro, agoté todos los días de vacaciones.


Parecía que el destino, me quería decir que no fuera, poniéndome impedimento tras impedimento. Pero yo seguía mi camino.


Para éste año, 2011, estaba decidido, y si no ocurría nada malo, por fin, podría cumplir mi sueño.


Surgieron algunos problemas, pero se pudieron solucionar, aunque ya no iría acompañado por mi amigo Félix, sino que iría solo.


No me preocupaba, la aventura es la aventura, aunque mis amigos me recomendaban que no fuera solo. Pero ha habido otras gentes moteras que han ido solos y no le has pasado nada. Es mas, pensaba que eso me serviría de mas experiencia, conocimiento y superación personal.


Pero a Margari, no le hacia ni puñetera gracia eso de irme solo.


Le dije que se viniera conmigo. Pero no podía ser porque tenemos una obligación, que no la dejaría por nada del mundo y que estoy muy contento con esa "obligación", y que me reservo el derecho de explicar por ser personal. Pero quien me conoce, sabe cual es.


Entonces fue cuando todo cambio, ya que esa "obligación" que tenemos, y no me canso de repetir que estoy encantado con ella, la iban a tomar mis hijas, a petición de la madre de Margari, o sea, mi suegra, que le dijo que se fuera conmigo y aprovechara la oportunidad de ese gran viaje en moto.


Pero la ruta que teníamos pensada de ir a Istambul, ya no podía ser, ya que se necesitábamos 30 días para hacerla, y solo disponíamos de 16 días, que eran los días de vacaciones de mi hija Dady.


Así que reprogramamos la ruta, y lo mas lejos que podíamos ir, era a Praga.


Pero como a mi me sobraban días, con permiso de Margari, me fui unos 6 días antes, con mis amigos Luis, Félix y Roldan a Marruecos, regresando el sábado, descansando el domingo, y el lunes seguir la ruta hacia Europa con Margari.


O sea, que en Marruecos iba a hacer unos 2.500 km, mas los 7.000 km que haríamos en Europa, que en total fueron 9.500 km en moto en unos 22 días.


Bien, la ruta fue mas o menos así:


Cuando llegue de Marruecos, Margari me dijo que el tiempo por ahí estaba muy mal y que había una borrasca de 3 pares de cojones en el Mediterráneo y al sur de Francia y que pillaba todo el centro de Europa. Vi  la borrasca en internet, pero también vi el mapa donde dice en qué sitios esta lloviendo, y vi que aunque la borrasca era gorda por las nubes, solo llovía en las montañas y que por la costa no llovía nada.


Intento convencerme para irnos en el coche, pero yo fui más cabezón y al final nos fuimos en moto.


Al principio, la decisión de ir en moto, no fue muy acertada, pero luego la cosa cambio y no fue tan mala. Mas adelante explico el porqué.


Salimos el lunes, día 6, con un sol estupendo, sobre la 9 de la mañana.




Fuimos por la autovia, por Manzanares, Albacete, Valencia y Tarragona.




  

Pues bien, todo el camino fue con sol, pero sin calor. Pero en Albacete, nos cayó una somanta de agua que nos obligo a ponernos el mono de agua y que por precaución ya no nos lo quitamos.


Llegamos a Tarragona sobre las 10 de la noche. Estuvimos viendo a mis sobrinas y a su hija que no la conocíamos.


Cómo llegamos tarde, porque mi pobre culito aun no estaba acostumbrado a hacer tantos kilómetros, pues tenia que parar muy a menudo y "relajarlo" para la siguiente "etapa". Pues llegamos tan tarde, que entre buscar la dirección del hotel y buscar a mis sobrinas, pues que ni siquiera pudimos cenar todos juntos, ya que era lunes, muy tarde y todo estaba cerrado.


Bueno, tampoco había mucha hambre porque habíamos echo en el camino una merienda-cena. Eso si, nos comimos un helado con mi sobrina Cristina y su marido Rafael, que nos supo a gloria.


Hablando de cenar y comidas. Aquí quiero hacer un inciso y explicar algo, que seguro que todos conocéis, pero que yo acabo de descubrir.

Me refiero al infernillo de gas para calentar comida. Hemos descubierto que es un "peazo" de invento para gente en ruta.


La verdad es que no entiendo porqué, cada vez que hemos ido a Marruecos, hayamos llevado tanta chacina y tanta grasa, pudiendo haber llevado comida preparada, de la nuestra, de la que nos gusta, de "cuchareo" o tenedor, y encima calentita.


Pues bien, ahora que lo he "descubierto", éste que suscribe, no se vuelve a llevar tanta chacina, que con la edad que tenemos y lo jodido que quizás tengamos nuestros estómagos por culpa de nuestro trabajo, no creo que nos siente muy bien.


Sigo. Salimos de Tarragona, bien tempranito, pues la ruta que teníamos pensada era cruzar a Francia por La Jonquera y por carreteras nacionales, nada de autovías o autopistas.


Pero cambiamos la ruta, ya que recordamos, porque vivimos allí una temporada, concretamente en Planoles y que esta en la ruta de Barcelona a Puigcerda, que cuando íbamos a comprar comida a Ribas de Freser o Ripoll, era una carretera cojonuda para verla en moto, con curvas, bosques que te cagas, y de alta montaña, ya que era el Pirineo.


Y dijimos de recordarla yendo por ahí, aunque fueran mas kilómetros, visitando Planoles y haciendo algunas fotos para que lo recordaran nuestras hijas.


Pues bien, tiramos por la autovia desde Tarragona hasta la salida de Barcelona, para ahorrar tiempo.


La cosa fue bien hasta salir de Barcelona y meternos en las montañas del Pirineo.



Hicimos una parada en Ripoll para comer algo



Nos paso y nos cayo de todo. La somanta de agua de Albacete fueron 4 gotas de mierda con la que nos cayó por ahí.

  

A eso hay que añadir que hacia un frío que pelaba los huevos. Para colmo empezó a nevar y mas adelante la carretera estaba nevada, y no paraba de llover o nevar.



Y todo eso con curvas muy cerradas, carretera estrecha de alta montaña y con los coches en sentido contrario a todo carajo porque no les afectaba la lluvia o la nieve y creyendo que toda la carretera era para ellos.


Solo vimos unas 3 o 4 motos, tipo scooter, como si fueran del lugar, en dirección contraria y que creo que se extrañaban de vernos por allí y hacia donde íbamos con la que estaba cayendo, pero eso si, todos saludaban.





Serian las 4 de la tarde, pero ya casi era de noche por esas montañas. Paramos en un lugar que recordábamos cuando íbamos a Andorra que se llama La Collada, puerto de montaña cerca de La Molina y que solíamos parar para tomar café y seguir hacia Andorra.


Pensábamos parar para tomar café, coger calorcito y seguir la ruta. Pero estaba más cerrado que el coño de una monja. Así que ni tomamos café, ni cogimos calorcito ni “ná” de “ná”.


Estuvimos un rato allí parados esperando que dejara de llover un poco y a que la niebla se despejara y seguir. Pero que vá, seguía igual. Es mas, se empezó a levantar niebla, pero que en realidad eran las nubes que estaban muy bajas.


Y para colmo me entraron unas ganas de cagar que ni te imaginas. Y el puñetero bar cerrado.


Así que pensé en ser ecologista y plantar un “pino” entre tantos árboles del bosque. Total por un “pino” mas, nadie lo iba a notar. Pero en vez de un “pino”, salio tanto de mi pobre culito, que si el Ikea lo pudiera haber aprovechado habría echo unas pocas de mesas con sus puñeteras tuercas y tornillos “estrongen”.


Total, que con niebla, frío, lluvia y nieve, seguimos hacia adelante, haciendo una paradita en el puerto de La Molina para tomar un cafe y entrar en calor










Llegando a Andorra, dejo de llover, mas o menos, pero ya eran 4 gotas que se podían soportar, aunque llovía de cojones, pero nada que ver con lo que habíamos pasado.




ANDORRA LA VELLA
Por dentro estábamos secos gracias a los monos de agua. Pero los guantes parecían esponjas de baño de lo “empapaos” que estaban. Los dedos y las palmas de la mano los tenia hasta arrugados. Como estábamos en Andorra, buscamos una tienda de motos para comprar unos guantes de agua.


Andorra esta bien de precios. Un poco mas barato y sin IVA. Pero si os digo la verdad, no merece la pena ir hasta allí, exclusivamente, para pillar cosas. Los guantes me costaron unos 90 €, de calidad y me lo rebajaron. Y pienso que en España, por 20 € mas, me los hubiera comprado. Le eche un vistazo a las cosas electrónicas, que siempre se piensa que en Andorra son más baratas.


Pues bien, pregunte por el precio de unos intercomunicadores para cascos de moto de la marca Midland, el ultimo modelo, y me pidieron 300 € con precio rebajado. En España y por internet, creo que eran unos 350 € y con la garantía valida para España, ya que en Andorra, la garantía que te dan no vale para España, o al menos, eso creo.


Allí sentados en unas mesas que había fuera de la tienda de motos, cenamos, eran las 8 de la tarde, y casi de noche, y pensamos qué hacer, viendo caer chuzos de punta.


Fue el momento mas “bajo” de moral y estábamos cansados, empapados, alicaídos, desanimados y muy “sufridos”.


Fue cuando empezamos a pensar que hubiera sido mejor venir en coche, que hubiéramos estado mas cómodos, que nos hubiera cabido todo e incluso mas, ya que no podíamos comprar nada, ni regalos ni cosas que nos gustaban y que estaba bien de precio, ya que en la moto no cabía ni un puñetero alfiler, y cada vez que teníamos que meter algo de comida, teníamos que hacer mas maniobras que en la guerra de Cuba. Y si hubiéramos traído el coche, cabía todo.


Pues con la moral muy baja por todo por lo que habíamos pasado y sufrido, pensamos en regresar a casa, y una de dos, o acabar la ruta y san se acabo, o coger el coche y volver a seguir la ruta donde la dejamos, o sea, volver a Andorra y allí veríamos por donde tiramos para seguir.


Pensé que si regresábamos, seria de “cobardes“, aunque muy sensato. Me tire un rato pensando qué hacer y dudando de todo. Pensando que si seguíamos, a lo mejor, el tiempo cambiaba y no iba a ser todo lluvia. O quizás nos iba a caer mas agua por todo el camino por culpa de la borrasca que había en todo el centro de Europa.


Le echamos huevos y decidimos seguir adelante con todas sus consecuencias, ya que pensábamos que este viaje jamás lo volveríamos a repetir.


En Andorra nos cayo la noche y había que buscar un sitio para dormir.


Por supuesto, en Andorra la Vella,  la capital, que era donde estábamos, no nos íbamos a quedar porque era muy caro dormir, ya que aquello era para turistas. En la tienda de motos nos aconsejaron ir a un pueblo en la frontera con Francia que se llama Pass De La Casa, a unos 50 ó 60 km y que seria mas barato.


Cuando llegamos eran las 11 de la noche, el pueblo a oscuras, con una niebla que no se veía nada, con las calles que eran todas cuestas y bien empinadas, sin nadie por las calles para preguntar y un frío que pelaba, pero encontramos el hotel. Nos costo 45 € y estaba bien. Nos duchamos y caímos redondos entre los brazos de Morfeo.


Bueno, cuando despertamos en Pass de la Casa, en Andorra, después de desayunar nos pusimos en marcha bien tempranito, ya que quedaban por hacer unos cuantos km hasta Montpelier y por carreteras nacionales.


Pero antes dimos una vuelta por el pueblo y sus tiendas y la verdad es que nos gusto mucho. Es un pueblo pequeño, pero encantador. Las vistas desde la ventana de la habitación eran increíbles. Parecía una postal de esas que se ven las casitas y al fondo las altas montañas con el azul del cielo, porque el día amaneció bueno para motear. Pensamos, que merecía la pena volver y quedarse algo de mas tiempo.


Volvamos con la ruta. Al principio, desde Pass de la Casa hasta Montpellier, fue todo bien, pero como dice mi amigo Félix, es más de lo mismo, por carreteras nacionales francesas. Pero si tengo que ser sincero, gocé una barbaridad por esas carreteras.

























Hacia sol, pero no hacia calor. Aunque tuvimos un susto.


Veréis, cuando empezamos a buscar un supermercado para comprar comida, vimos uno, pero me lo pase de largo, así que me eche a la derecha, en la entrada de un Lidl, pero que estaba mas bajo que la carretera.


Pare, me fume un cigarrito a la sombra porque me dolía un poco mi culito, y cuando cogimos la moto para ir al supermercado, pare la moto justo en el borde de la carretera en una especie de repecho, pero se me cruzo el manillar al parar y fuimos los 2 al suelo con moto y todo.


Rápidamente, 2 camioneros que había allí, mas otras personas que salían del Lidl, nos vieron y nos ayudaron a levantar la moto y a  interesarse por nosotros.


No nos paso nada, pero a Margari le entro un ataque de nervios, porque nunca se había caído de la moto, y eso de que le avise cómo tenia que caerse, poner las piernas y que era lo mas normal, ya que la moto pesa mucho y es difícil hacerse con ella cuando se tuerce en parado, y que en marcha es imposible que nos podamos caer.


Pero aun así, estuvimos un rato a la sombra hasta que se le paso el ataque de nervios, porque nunca lo había vivido y no sabia cómo era eso.


La carretera esta bien, pero hay muchas rotondas y todas pasan por medio del pueblo, como estaban antes en nuestro país.

   



Eso, al ser novedad, pues distraía bastante, pero cuando llevas unos cuantos de km, y encima ves que no haces la marcha, o sea, que si ese día son 450 km, pues imaginas que mas o menos echas unas 5 horas, mas el tiempo que paras para comer, descansar o ver algo bonito y curioso.


Pero no es así. En los pueblos que cruzas, es a 50 km. En la ruta te encuentras a un montón de camiones que cuesta trabajo adelantar, y que no es como en Marruecos, que aunque ves la línea continua de prohibido adelantar, pues ves espacio y adelantas.

Pero aquí en Francia, no te atreves porque nadie lo hace, y claro, a donde fueres, haz lo que vieres. Y que tampoco te fías de los gendarmes franceses, que aunque no los ves, sabes que están ahí al acecho esperando a que la cagues.


Y claro, la marcha verdadera es a unos 80 km/h, salvo en la cantidad de pueblos que cruzas por medio, que son a 50 km/h y la infinidad de rotondas que hay. Vamos, que por cada cruce, hay una rotonda.


Pues con todo esto, resulta que para hacer 450 km, tardas desde las 8 ó 9 de la mañana hasta las 9 ó 10 de la noche. Cómo veis una barbaridad de horas en carretera con la moto para una mierda de 450 km.


Pues bien, aun así, lo hicimos como pudimos, porque no queríamos autopistas y queríamos conocer las rutas por carretera nacional.


Y llegamos a Montpellier.






Nos pusimos a buscar hotel de la lista que yo llevaba.


CUAL DE LOS DOS?
Pues bien, yo no se qué coño pasaba en esa cuidad, pero todos los hoteles céntricos estaban completos. Preguntamos el porqué y nos dijeron que eso era habitual. Y ojo, que no era festivo en la cuidad, ni había algo especial, ni ferias ni nada de nada. Así que le dijimos al GPS que nos buscara un hotel en las afueras, entre 2 y 5 km del centro.


Pues no os lo vais a creer, pero hay costumbre de que a las 10 de la noche, se va el tio de recepción y deja el hotel solo. Y como pudimos comprobar mas adelante, es habitual en varios países, por no decir que en todos. Así que si decidís viajar por ahí, nunca lleguéis mas tarde de las 10 de la noche, porque os costara trabajo encontrar hotel y a buen precio. Bueno en el centro, siempre hay recepcionista y encontrareis hotel, pero ya veréis a qué precios. Vamos que se pasan 3 pueblos.


Pues bien, nosotros encontramos y de casualidad, un hotel abierto mas allá de las 10 de la noche y a 50 €. Pero a 3 km del centro. Nos quedamos allí, porque total, ya era muy tarde, sobre las 11 de la noche. Y entre que nos duchamos, arreglamos y nos vamos en moto al centro, hubiéramos llegado mas allá de las 12 de la noche, y al día siguiente había que medio madrugar para seguir la ruta. Así que nos quedamos en el hotel. Y no hace falta decir que caímos rendidos del palizon de horas de moto de ese día.

Al día siguiente salimos sobre las 9 de la mañana hacia Niza, con una etapa en Marsella y Cannes. Nos quedaban por delante unos 356 km. Dicho así, parecen pocos, pero por carreteras nacionales francesas, son muchos. Íbamos bien y con una buena marcha, pero con mas tiempo del pensado por los camiones, rotondas, etc., etc. Pero al llegar a Marsella, fue la hostia.

  

En Marsella no hay circunvalación, sino que literalmente pasa la nacional por toda la cuidad. Y aunque la cuidad es grande, te hace pasar por todo el centro. Así tal como suena y no es broma. Vamos, como “invitando” al turista-conductor a que veas su cuidad. Pero lo que en realidad nos encontramos fue un total caos de circulación.

Tardamos mas de 1 hora y media en cruzarla. Acordaros de los camiones en la carretera, pues bien, allí nos encontramos todos juntos. Fue bestial el caos que allí había. Nunca había visto nada igual. 


No vayáis a creer que era hora punta, porque eran las 5 ó 6 de la tarde. Había gente por todos lados, sobretodo inmigrantes. En los jardines había mucha gente tumbada en el césped. Más gente de las que solemos ver en las pelis americanas cuando sale el Central Park. Íbamos a parar y tratar de ver el encanto del porque tanta gente, pero el caos era tan grande, que decidimos seguir y tratar de salir de la cuidad lo mas pronto posible o no llegaríamos nunca a Niza.


ALMORZANDO EN TOULON








Seguimos la ruta e hicimos una paradita en la famosa cuidad de Cannes






Es una ciudad muy bonita y curiosa. Ves lujo que te cagas por todas partes, y de coches, ni te digo. Pero es carisima. Nos perdimos por carreteras secundarias que pasaban por casas de ensueño en medio de un bosque que te entraban ganas de quedarte a vivir alli para siempre. Entre la carretera bordeada por muchisimos pinos y vegetacion, habia un olor que junto con las curvitas de la carretera disfrute un monton

Pues bien, seguimos la ruta y llegamos a Niza, pero, y siento tener que repetirlo, por culpa de las carreteras nacionales francesas, que llegamos casi de noche.


La cuidad de Niza es inmensa. Si no hubiera sido por el GPS, todavía estamos allí dando vueltas. Tampoco hay carreteras de circunvalación. Lo que si hay allí son carreteras que van por debajo o por encima de la carretera normal o de la calle, como un especie de scalextric de varios niveles.


Eso al GPS lo vuelve loco, porque tu no sabes si vas por debajo o por arriba de la calle que te indica. Estuvimos como media hora dando vueltas por las calles buscando la dirección del hotel que le metí al GPS y que por fin dimos con la calle en el nivel que correspondía.


Tengo que decir que cada vez que cruzábamos una cuidad o buscábamos la dirección de un hotel, me acordaba mucho de mi amigo Luis.


Me preguntaba, cómo mi amigo Luis, que es un negado para las cosas tecnológicas de ayuda como el GPS, iba a encontrar la dirección de un hotel en una cuidad inmensa, con un caos de circulación que te cagas y en un idioma extranjero donde nadie habla español, solo hablan francés, como es lógico, o ingles. Imagino que mi amigo Luis tendrá su truco y perderse, seguro que no se pierde, y encuentra lo que sea, pero qué coño, a mi me gustaría ver cómo se las apañaría.


Pues como es habitual, y eso que eran pocos km, llegamos casi de noche al hotel. Sobre las 11 de la noche nos fuimos a dar una vuelta por el centro y la cagamos bien cagada. Parecía como la Campana en Sevilla en invierno, casi desierta. Y eso que hacia buena noche.


Decidimos cenar en un Mcdonald porque nos apetecía una buena hamburguesa. Por cierto, en todo lo que llevo visto, hay muchísimos Mcdonald’s, pero ningún Burger King. Y a mi me gustan mas las del Burger King que las del Mcdonald. Pues bien, estaba cerca del hotel, pero enfrente vimos un sitio donde ponían kebah y nos apeteció mas que una hamburguesa.


Joder, mejor nos hubiera haber ido al Mcdonald.


El kebah estaba bien, pero hubo un lío con las bebidas.


Margari quería una cerveza sin alcohol y allí no las vendían, bueno, ni sin alcohol ni con alcohol, no había cerveza y punto.


Pero había un mini market, una especia de tiendecita de alimentación, pared con pared, y que parece muy habitual por donde hemos estado, y en la que nos dijo el tio del kebah que allí podíamos comprar la cerveza. Margari compro la cerveza y una botella de medio litro de coca cola que yo vi.


Ya cuando la compro, me di cuenta de que el tio del kebah también vendía coca colas, pero en latas, así que le dije que devolviera la coca cola. Y aquí vinieron los problemas con el tio del mini market.


Era un tio franchute, ya mayor, de unos 50 años, medio gordo, casi subnormal o que se hacia el tonto, porque cuando fue a sacar la cerveza en el velador donde estábamos sentados y que estaba enfrente de su tienda, la chinita que parecía la pareja del tio, le dijo algo y vino a medio decir que no, pero sin entenderlo.


Total que le quito la cerveza y nos hizo entender que beber cerveza en la calle lo prohibía la policía y le podría buscar problemas. Hablamos con el tio del kebah para decirle lo que había pasado. Y conseguimos entender que era verdad. Total que de cerveza nada de nada. Así que le pedimos al tio del kebah otra coca cola.


Pero el tio de la tiendecita no le había devuelto el dinero de la cerveza ni de la coca cola. Era poco, unos 4 €, entre la cerveza y la coca cola, pero coño, en Sevilla hay mas arte para sisarle a un guiri 4 €.


Pero el tio se hacia el tonto y parecía decir que mas tarde, 5 minutos, como dando a entender que mas tarde nos daría la cerveza y la coca cola, cuando ya era evidente que no la queríamos.


Pues bien, en medio francés, medio ingles y hasta por signos internacionales, le decíamos al tio que nos devolviera el dinero, y el tio que no entendía. Hasta que vino otro francés a comprar, que si hablaba español. Se ofreció a colaborar y le dijimos lo que pasaba y se lo tradujo muy bien.


Lo “entendió” tan bien, que al momento nos dio el dinero y nos pidió disculpas. Pero para que vean como son las cosas, porque eran unos 3,80 €, pero el tio nos dio 4 € y no dijo nada de que le diéramos los 20 cts. que faltaba.


Cuando acabamos el kebah, y como nos dio cosa, le compramos 2 botellas de agua, y el tio se quedo muy contento y la chinita, aun mas porque habíamos comprado en su tienda.


Mientras estábamos devorando el kebah, entro un americano, con el dinero en la mano a comprar algo. Y algo paso porque la chinita le echo de la tienda a empujones y de mala manera. Y el guiri no entendía nada, ya que iba con el dinero en la mano y dispuesto a comprar.


Y es que la chinita parecía tener mas cojones que el caballo de Espartero, y su pareja mas bien parecía al obediente Sancho Panza, lo pilláis, verdad?, pues eso. Según Margari, era porque el americano quería comprar cosas que costaban mas que el dinero que llevaba en la mano y por eso la china lo echó de la tienda de malas maneras.


Esa noche pensamos que así no podíamos seguir. Me refiero a seguir la ruta por carreteras nacionales francesas. Así que decidimos ir por autopistas entre Niza y Florencia que son unos 500 km, pero con parada en Montecarlo, Monaco.


Salir de Niza fue un poco follon por la circulación, pero gracias a Dios, después de Pass de la Casa, el tiempo fue bueno, soleado y unas veces hacia calor y otras no.

  


  

En una parada para echar gasolina en una estación de servicio de la autopista, nos encontramos con un motero francés, que nos dijo que habíamos acertado al venir por la autopista, porque por la nacional francesa eran muchas curvas y se tardaba mucho.


Y algo habíamos notado, porque en la autopista había muchos coches y nos encontramos muchísimas motos.


Paramos a echar gasolina, pero ya en Italia. Y otro motero italiano nos dijo lo mismo de las nacionales italianas.


Por cierto, en una área de servicio francesa, mientras comíamos algo, paró otro motorista y detrás un coche normalito, pero con una sirena de policía de esas de imán en el techo. Se paró justo delante nuestra. Y vimos como bajó del coche un policía y le pedía la documentación y los papeles.


Era un motorista francés, y por lo que pudimos entender, el tio iba a carajo sacado por la autopista, y claro, pensé, que lo iba a "empapelar" por exceso de velocidad con los puñeteros radares de pistola láser que tienen al estilo marroquí. Y sabéis lo que pasó?, pues nada. Es verdad, y yo no me lo podía creer. El motorista tan solo le pidió perdón y le dejo seguir sin multarlo.


El policía camuflado se marcho antes, así que nos dio tiempo a charlar con el motorista y averiguar si lo que había oído y entendido entre el policía y el motorista, era lo que yo pensaba. Y era cierto.


Entonces le dije que eso en España, con la guardia civil, vale, que aceptan las disculpas y muy amablemente te dicen que no lo vuelvas a hacer, pero que la multa no te la quita ni Dios, y que eran unos 600 € y unos 5 o 6 puntos en el carnet, y el tio se echo a reír.


Le dije que tuviera cuidado al salir del área de servicio, no vaya a ser que el policía le estuviera esperando para pillarlo por 2º vez. Nos despedimos y se marcho.


Pues bien, eso me hizo reflexionar un poco, pues si en vez de ser el francés, hubiera sido yo, un extranjero, creo que no hubiera sido tan "generoso" conmigo aunque le hubiera pedido perdón en varios idiomas.


Por cierto, en todas las autovías y autopistas de todos los países que hemos estado, la velocidad máxima es de 130 km/h, salvo en España que es de 110 km/h de mierda.


Sigo con la ruta. Esta vez si que llegamos de día a Florencia, bueno, casi de día.


Por cierto leí en varios foros de moteros que las autopistas italianas eran gratis para las motos. Nada mas lejos de la realidad, porque hay que pagarla, a no ser que "pases de largo" por las puertas de los controles de peaje por donde pasan los que tienen la tarjeta de abonado. Pero luego, te la puedes jugar si te pillan, como es lógico.


Nos costo trabajo encontrar hotel, porque decían “albergue” en la puerta en vez de hotel  y nos íbamos a otro. Y nosotros pensábamos que albergue era lo de una habitación con literas y dormir con otros y con el cuarto de baño compartido.  Creo que, mas o menos, era así.

Pero nos atrevimos con uno y entramos a ver como eran. Y tuvimos suerte, porque era una casa grande particular. Y al entrar, yo subí primero y detrás venia una chica. Los dos queríamos lo mismo, una habitación para 2 personas, pero cómo yo llegue primero, me la enseño primero a mi, y como estaba bien, sin compartir y con baño en la habitación, no lo dude y me la quedé, ya que si hubiera dicho que no, la chica se la hubiera llevado y me hubiera tocado seguir buscando hotel.


Salimos por ahí y había ambiente que te cagas, ya que era sábado por la noche. Como es natural, en Florencia, en Italia, pedimos una buena pizza y unos buenos espaguetis.


Unos de los problemas de comer en el extranjero es entender la carta, qué clase de comida es y qué cosas lleva, ya que esta en otro idioma. Aquí nos ayudo una pareja de Canarias que llevaba varios días comiendo en ese restaurante. Al ver que nos preguntábamos a nosotros mismos, qué coño era aquello que ponía en la carta y escucharnos hablar en español, les alegro mucho, porque hacia tiempo que no escuchaban el español, al igual que nosotros y podernos entender en todo. Nos ayudaron a entender los ingredientes y charlamos un rato mientras venia la comida.


Al final, Margari pidió una pizza que se llamaba Atomica porque llevaba muchos ingredientes. Y cuando nos la empezamos a comer nos dimos cuenta del porqué la llamaban Atomica. Y es que aquello picaba mas que todas sus mulas juntas. Eso si, los espaguetis  estaban de muerte y eso que yo, por ser diabético, no los debo comer, pero me supieron a gloria bendita, lo juro.


Una curiosidad es que al pedir la cuenta y ver lo que habían puesto, no os lo vais a creer, nos cobraron los cubiertos. Nos quedamos perplejos con eso, pero la pareja canaria, nos dijo que aquello era normal en Italia. Y claro, uno piensa, que para otra vez que vuelva, los cubiertos los pongo yo, ya que los cabrones nos cobraron 3 € a cada uno por el cubierto.


Después de cenar nos fuimos por ahí, por Florencia, había ambiente que te cagas, pero Margari, se encontraba mal, nada importante, y tuvimos que regresar al hotel.


Al día siguiente nos levantamos temprano, como siempre, y mas que nada porque el cuerpo ya no quiere mas cama, sino empezar ya el día, para continuar la ruta. Y que ese día eran de unos 500 km hacia Ljubljana en Eslovenia, con una etapa en Venecia.


Nos volvimos a plantear por donde ir, si por autopista o nacional. Eran 500 km y sabíamos que por la nacional no íbamos a llegar, por la experiencia que ya habíamos tenido en Francia y que nos dijeron que en Italia era igual. Aunque también pensábamos, que haber quien coño rechaza, venir desde tan lejos y no recorrer la Toscana por sus carreteras nacionales y sus bellos paisajes que tantas veces hemos visto en el cine o la televisión.


Así que decidimos hacer una mezcla, o sea, salir de Florencia por nacional, recorrer la Toscana por esa parte y luego enlazar con la autopista en Bolonia para llegar pronto a Venecia, visitar lo mas principal y seguir por autovía hacia Ljubljana.


Pues bien, la parte de la Toscana que vimos, no era la que teníamos en mente, o sea, grandes campos sembrados y bañados por el sol, pequeñas lomas con algunos árboles y cipreses junto a una casa solariega, carreteras de los años 50 con curvas abiertas y fáciles de hacer. La Toscana que vimos era la de casas solariegas, mas grandes que los cortijos nuestros, preciosas, como en las pelis. Pero el paisaje era el de bosques y muchos árboles. De vez en cuando cruzábamos por algo parecido a la Toscana que teníamos en mente, pero en seguida venia el bosque. No era lo que queríamos ver, pero hay que decir que fue bonito y gratificante.





  

Cruzando La Toscana, pasamos por un paso de montaña que se llama, Il Muraglione.








Curvas cerradas a izquierda y derecha, entre bosques y árboles de alta montaña. Al subir a la cúspide, había un bar, que al poco de llegar nosotros, se lleno de moteros, ya que era domingo. Parecía que era el punto de reunión, después de subir el paso de montaña.

Todas eran motos deportivas, de esas para hacer curvas que te cagas. Al vernos, nos preguntaron de donde veíamos, y se echaron las manos a la cabeza, a la vez que nos felicitaron. 

Ni que decir tiene, que aquel paso de montaña era una pasada y una gozada cruzarla en moto. Hasta dejábamos pasar los coches que tenían prisa, para gozar y disfrutar de aquella carretera, sin ninguna prisa.


Viendo que la hora se nos echaba encima y de que era verdad lo que nos dijeron, de que las nacionales italianas eran igual que las francesas, o sea, que cruzan por medio del pueblo, ya sea grande o pequeño, teniendo que ir a 50 km/h, y que no se consigue hacer una buena marcha por la cantidad de circulación que hay, decidimos que ya estaba bien de la Toscana y que hay que poner rumbo a Venecia por autovia.

  

Llegamos poco mas de las 16 horas a Venecia. Entrar es fácil, o no, según se mire. Gracias al GPS me llevo a donde yo quería, o sea, a la Plaza de Roma, que es la parte mas cercana para dejar motos y coches, porque a partir de ahí, la cuidad hay que hacerla a pie.


Tuvimos suerte y encontramos un sitio para dejar la moto, porque la plaza de Roma  estaba "empetá" de coches, motos y autobuses. Por cierto, si venís por aquí en moto o en coche, jamás os acerquéis a la plaza de Roma. Dicha plaza es un caos, todos dando vueltas para ver si alguien se va y poner el coche o la moto.


Cuando se entra en Venecia, se cruza por un puente desde donde se ve la cuidad muy bonita con todo sus monumentos. Nosotros recorrimos ese puente por el carril derecho y despacio, muy despacio para recrearnos ante tanta belleza de cuidad. Por supuesto, los que venían detrás mía, no opinaban lo mismo y no hacían otra cosa que hacer sonar las bocinas a modo de protesta. Al pasar por mi lado, algo decían, pero entre tanto ruido, los cristales cerrados y yo con el casco puesto, no me enteraba de nada. Tan solo les hacia un gesto de saludo cordial con la mano, y me decía para mis adentros, recordando mis viajes por Marruecos: “La prisa, mata “ y seguía a lo mío.


Uno de los objetivos era ver la plaza de San Marcos. Así que una vez aparcada la moto, cogi la gran bolsa que teníamos en la rejilla del top case de la moto, me la eche a la espalda a modo de mochila y empezamos a andar.


Lo primero, nada mas cruzar el primer puente y que no era el de cristal que hizo un español, sino uno que hay a la derecha de ese, fue preguntar donde estaba dicha plaza. Nos dijeron que por todas las callejuelas que pasáramos, siempre a la derecha y de que había letreros que lo indicaban.


Pues bien, imaginaros la situación. Hacia calor de siesta, chaqueta motera puesta, porque en la moto ya no cabía nada mas para guardar, ya que tan solo pudimos guardar los cascos, y también con los pantalones y botas moteras puestas.


La bolsa-mochila con toda la ropa, o sea, unos 10 kilos o mas, a la espalda y con las asas pequeñas que me estaba cortando la circulación por la axilas. Puente para arriba, puente para abajo, foto aquí, foto allí, callecitas estrechas, mas todavía que las calles del barrio de Santa Cruz, y tratando de seguir los letreros. Y gente, mucha gente.


Pues bien, los susodichos letreros, no te lo decían todo. Algunas veces, la mayoría de las veces, desaparecían y tenías que intuir por donde tirar, recordando que nos dijeron siempre a derecha. En casi cada esquina de las calles había 2 caminos para llegar a la plaza, por Rialto o por San Marcos,  y nosotros elegimos el que ponía por dirección Rialto para ver el famoso puente.


Estábamos cansados, agobiados por el calor, sudorosos de tanto puente arriba y abajo, la puñetera bolsa que no sabia cómo ponérmela porque me dolía todo el cuerpo y las manos, hasta que Margari, dijo de llevarla por las asas entre los 2, que aunque fue mejor, seguíamos agobiados.






REGALIZ GIGANTE



Y no podia faltar el famoso puente de Rialto, que tuvimos que esperar un buen rato a que hubiera un hueco, de la cantidad de gente que habia, para poder hacerte la foto





Y por fin, llegamos a la famosa plaza. Nos dio la sensación de que aquel recorrido con los carteles, no era otra cosa que un recorrido turístico para que viéramos todo el encanto de las callejuelas, y sobretodo, sus pequeñas tiendas de souvenirs y comercios, que las había por cientos.

Bueno, del todo no llegamos, sino que nos quedamos sentados en los bordes de los escalones en una pequeña placita que hay al entrar. Sentados ahí, cogimos aire, fuerzas y ánimos para seguir. 





Después de mas de 20 minutos, descansando, entramos en la Plaza de San Marcos. Fue espectacular por las ganas y el esfuerzo que nos había costado llegar a ella entre tantos puentecitos y tantas callecitas.


La verdad es que mereció la pena. Ver aquella plaza nos supo a recompensa. No podría con palabras tratar de describirla, pero creerme, es mejor verla. Y ya no solo por la plaza, sino por toda la cuidad. !!! Siiii, vaaaale !!!, también con sus puñeteras callecitas y sus puñeteros puentecitos, que aunque para nosotros fue una tortura, por el agobio, la puñetera bolsa y lo cansados que estábamos, no dejamos de reconocer que eran guapas y bonitas de ver.

































 

Bueno, pues después de disfrutar y recrearnos con aquella maravillosa plaza, había que volver al punto de partida donde estaba la moto y seguir la ruta hacia Ljubljana.


De tan solo pensarlo, nos daba miedo y muchísima pereza. Otra vez recorrer aquellas callejuelas y puentecitos, pero en sentido contario, la madre que los parió.


Pero mira tu por donde, Margari dijo de que quería dar una vuelta en los barquitos que se veían al final de la plaza antes de irnos de allí. Y eso fue lo que nos salvo.


Cuando llegamos a los barquitos, no a las góndolas, ya que no teníamos tiempo para góndolas, sino a unos barquitos que nos parecían turísticos, con mucha gente, para recorrer el canal principal. Y al preguntar, nos dimos cuenta que no eran barquitos turísticos, sino que eran barcos-autobuses que te llevaban por el gran canal para conectar varios puntos de la cuidad.


Fue escuchar eso y ponérsenos una cara de gilipollas que ni podéis imaginar. O sea, que había un barquito-autobús, que nos podía haber llevado desde la plaza de Roma, donde teníamos la moto, hasta la plaza de San Marcos, sin tener que cruzar a pie, con la puñetera bolsa a cuestas y cansados, todas las callejuelas y puentecitos?.

Para darnos "valor" y no parecer tan gilipollas, nos dijimos: "Bueno, de todo se aprende". Subimos al barco y fue donde mas disfrutamos, ya que desde el canal se ven todos los edificios guapos dignos de ver y sin estar agobiados de tantas callejuelas y puentecitos.






























Prometimos volver a venir, pero con mas "sapiencia", sabiendo cómo era aquello y cómo había que moverse. Pero no llegando a la plaza de Roma, como todo el mundo, sino, quedándose, ya sea con la moto, con el coche, con la autocaravana o para escoger el hotel, antes del puente. 


Concretamente en la estación de tren, que no es tan turística, pero que es muy eficaz, ya que allí los hoteles son mas baratos y hay trenes a cada momento.

También me pareció ver otro tipo de tren como futurista junto a la estación de tren normal en la plaza de Roma, pero no pude concretar porque no lo pude ver bien.


También me lleve un "buen recuerdo" de la plaza de Roma. Cuando llegamos a la moto, vimos que la palanca de abrir el top case estaba algo rota por una esquina. Pensé que habíamos sido nosotros que al forzar el cierre de la tapa, pues que la habíamos partido un poco. Estábamos algo preocupados porque si se rompía del todo, podría dejar de abrirse, y entonces todo lo que había allí dentro, no lo podríamos coger. Pero no fue así, tuvimos cuidado al cerrar y abrir la tapa y nos duro todo el viaje.


A los pocos días, Margari se dio cuenta de un arañazo que había junto a la cerradura, y fue cuando nos dimos cuenta de que en la plaza de Roma, lo que había pasado era que nos habían dado un golpe por detrás, mientras la moto estaba aparcada y habían dañado la pintura del top case y había medio partido la cerradura. Ahora ya sabéis porque no vuelvo a dejar la moto, coche o lo que sea en esa puñetera plaza, habiendo otros medios mucho mejores como la estación de tren. Recordarlo por si vais a Venecia.


Bueno, ahora había que salir de Venecia, y no fue mal, porque aunque había circulación, era fluida. Y no me refiero al puente, sino a todo en conjunto, hasta que enfilamos la autovia hacia Ljubljana.


No recuerdo la hora a la que salimos, pero si recuerdo que era tarde y que no íbamos a llegar de día a Ljubljana, como así paso.


A la frontera si llegamos de día y como es de la comunidad europea, no había fronteras, ni policías, ni colas de coches o de camiones. Pero aun faltaban muchos kilómetros y luego había que buscar hotel, antes de las 10 de la noche o nos costaría bastante caro. Pero eso si, tuvimos que comprar una viñeta, que creo nos costo unos 4 €, y que nos daba derecho a circular por todas las carreteras slovenas durante una semana.

Así que nos desviamos a un pueblecito, antes de llegar, que se llama Gorizia, en el lado italiano, ya que por las mismas calles pasaba la frontera slovena y al otro lado, se llama Nova Gorica.


Pensaba que por ser un pueblecito, pues no seria muy caro. Mi intuición estaba atrofiada, porque lo que había eran hoteles de 4 o 5 estrellas y de 100 € para arriba.


No se qué coño había en aquel pueblo para ser tan caro. Buscando y buscando con el gps, dimos con otro hotel, algo mas barato y que estaba junto a la estación de tren de Nova Gorica.


La chica de recepción me dijo que la plaza que había al lado, era antiguamente la frontera con Slovenia y que justo por la mitad cruzaba un pequeño muro donde estaba la policía de fronteras con la aduana. Y que esa era la estación slovena, ya que la estación italiana estaba al otro lado del pueblo y no se comunicaban por tren, sino por autobús, y que era imposible saber cuando salía de una estación a la otra dicho autobús, ya que salía cuando le daba la gana.


Al día siguiente salimos temprano, porque había que ver Ljubljana y seguir la ruta hacia Viena, pasando por Bratislava en la República de Slovaquia.


Aquí si que gozamos de la carretera. Muy buena carretera. No tenía nada que ver con todo lo que habíamos visto hasta ahora. Inmensos, pero inmensos bosques. Tan tupidos que no se veía el suelo, y eso que estábamos a unos 5 metros del bosque. Parecía como en las pelis de terror, que si te adentrabas en el bosque, o te perdías, algo terrorífico te pasaba. Una foto no podría recoger la belleza, la magnitud y la exhuberancia de aquello que estábamos viendo.









Era increíble, y tal y como lo describen los moteros que han pasado por allí. No me importaría volver y verlo otra vez. Luego, después de la ruta, nos dimos cuenta de que fue lo mejor y con diferencia.

 

Llegamos a Ljubljana. 




Es una cuidad encantadora y digna de volver allí, pero con mas tiempo. Buscamos el centro y sobretodo el puente de los dragones, que era lo único que nos iba a dar tiempo, ya que teníamos que haber llegado el día anterior y haber pasado la noche allí. Y ahora, solo íbamos de paso. Lo encontramos porque llevaba una foto en el móvil, que es la que enseñaba a la gente, ya que apenas hablan ingles ni francés, solo su idioma que ni dios entiende.

Nos hicimos las fotos de rigor y justo al lado hay una calle peatonal que va a dar a un pequeño parque, y a una especie de museo y al río. 
























Y tomando una buena cerveza sentados en los veladores junto al río, disfrutando de aquella paz y belleza, empezó, de buenas a primeras, a llover, cayendo agua a cantaros. Y lo mismo que, de repente vino la lluvia, a la hora o poco mas, salio un sol esplendido. De verdad, esto no hay quien lo entienda, salvo ellos que están acostumbrados.

Seguimos hasta Bratislava en Slovaquia, cruzando la frontera con Austria, y todo era igual de guapo, bosques y mas bosques. 





Al cruzar la frontera de Slovaquia, no había policías, ni aduana, pero yo paré y pregunté por si acaso se necesitaba una viñeta para circular por sus carreteras. Pues resulto que para los coches y motos, no es necesaria, pero si, para autobuses y camiones.


En la misma aduana, bueno, en lo que parecía la aduana, había un restaurante bastante grande y cutre. Cómo, mas o menos, era la hora de comer, decidimos comer allí en vez de comer por el camino, las latas que llevábamos. Entré en el restaurante para ver cómo era y qué clase de comidas daban. Los tios tenían en la carta lo que daban de comer y en varios idiomas, ingles, francés, alemán, ruso, checo, eslovaco, griego… y otros mas raros, que no tenia ni puñetera idea, qué coño de idioma era. Parecía que allí paraban a comer muchos camioneros y viajeros de los autobuses.


Y mira tu por donde, había uno en español. Lo leí, y aparte de la traducción, que no era muy buena, ya que por ejemplo al cerdo, lo llamaban puerco, vi cositas raras y otras que hacia mucho tiempo que no comíamos y que echábamos de menos. Para lo primero que se me fueron los ojos, fue para las patatas fritas. Si, tal como suena, un buen plato de simples y llanas patatas fritas. Pensé que serian de esas congeladas, pero que vá, eran recién cortadas y recién hechas. Una delicia que me supo a gloria y que las disfrute como un enano.


Luego, vi otra cosa que ponía tortilla de patatas al estilo antiguo. Mira, de tan solo ver la palabra “tortilla de patatas” se me hacia la boca agua. Pero era una tortilla de patatas bastante rara. Mas bien parecían y sabían como tortitas de camarones, pero sin camarones, tan solo la masa, porque la patata no la vi por ningún lado, ya que era puré de patatas. Aun así, estaba buena. En general, comimos bien y barato.




FILETE DE POLLO A LA PLANCHA


POLLO EMPANADO
TORTILLA DE PATATAS AL ESTILO ANTIGUO
Después de comer, seguimos la ruta hacia Bratislava.







 

Si en Marsella fue un caos porque nos hicieron pasar por medio de la cuidad, en Bratislava era otro caos peor. Pero no, por pasar por medio de la cuidad, ya que había un montón, y no exagero, un montón de circunvalaciones, pero estaba de camiones, hasta la bandera. Jamás habíamos visto tantos camiones juntos, ni sabíamos el porqué de aquel atasco, porque ni era punta, ni nada de nada. Pensé que, cómo era un país emergente en su nueva economía, y con vistas a ingresar en la comunidad europea, todo estaba por hacer y con una actividad económica increíble.


También pensé que Bratislava, podría ser un punto en común, para llevar mercancías hacia Alemania, Austria, Italia, Polonia, Grecia y toda Rusia, y que podría ser como un nudo ferroviario, pero esta vez de camiones y más camiones de todas las nacionalidades.


Hasta ahora había respetado todas las normas de circulación. Pero, si también las hubiera respetado en Bratislava, aun estaría allí detrás de los camiones esperando en la cola. Así que le eche huevos, encendí los 4 intermitentes de emergencia y me fui por el arcen, con un poco de temor, a que me pillara la policía. Y me fue bien, ya que poco a poco, fui saliendo de aquel caos de camiones. Por cierto, para que os hagáis una idea, tardé mas de 1 hora en salir a carretera abierta sin atascos para volver a correr a 130 km/h.




SIBYLA...ES SEVILLA?














A la salida de Bratislava estuvimos buscando un supermercado porque nos habíamos quedado sin comida. Lo encontramos gracias al gps, ya que los nombres de los supermercados no nos sonaban. Fue Margari quien entro y busco comida, mas bien, latas de comida preparada para calentarla en el infernillo (cosa mágica el comer calentito, en vez de tanta chacina). Al estar la etiqueta en eslovaco, su guió por la foto que había en la lata y cogio 3 latas creyendo que eran distintas. Dos de ellas parecían lentejas cocinadas a su estilo, y la verdad, nos apetecía comer lentejas, aunque no fueran como nosotros la conocíamos.


Pero lo que de verdad trajo fueron 3 latas de judías, porque 2 de ellas parecían lentejas, pero eran judías muy pequeñas. O sea, que estuvimos 2 días comiendo judías, con sus consiguientes efectos secundarios, jejeje.

Y seguimos la ruta volviendo a cruzar la frontera de Austria




Por supuesto, entre la visita a Ljubljana, la lluvia que nos retraso 1 hora y el atasco de Bratislava, llegamos mas tarde de las 10 de la noche, por lo que el hotel que teníamos pensado, ya estaba cerrado. Le puse al gps que nos buscara otro hotel y también estaban cerrados.


Pero tuvimos suerte y en uno de ellos, aun estaba el recepcionista y nos dio habitación. Muy cara, por cierto, algo mas de 100 €, y eso que era de 2 estrellas, pero mas bien parecía "estrellao". Me recordó a un hotel en Marruecos y que ahora no recuerdo bien donde estaba o cómo se llamaba, donde mi amigo Roldan hizo una foto en la que ponía, que el hotel era de 4 estrellas, pero que también estaba "estrellao".


Pues bien, subimos a la habitación, nos arreglamos para salir a cenar y vimos que en recepción no había nadie para preguntar cómo entrar después de salir del hotel a esas horas. Por mas que llamamos, nadie aparecía. Ni timbre del mostrador, ni interfono de la calle, ni nada de nada. Y no habíamos cenado.


Empezamos a darle vueltas al asunto para ver cómo lo solucionamos. Podíamos salir por la puerta que entramos, pero no teníamos llave para entrar si se cerraba la puerta. El garaje estaba en el patio, y pasaba mas de lo mismo, o sea, podríamos abrir la puerta del garaje desde dentro, pero cuando se cerraba, era imposible tocar el pulsador para volver a abrir la puerta y entrar. Podría haberlo hecho, pero era saltando la puerta, que aunque era alta, se podría hacer con alguna que otra habilidad malabaristica de los circos. Pero Margari me dijo que de eso nada.


Así que salí yo solo para traer algo para cenar en algún bar por el barrio de la cuidad, mientras que Margari me esperaba en el hotel para abrirme la puerta. Creerme, eran las 11 de la noche y con una temperatura muy agradable para pasear o estar sentados en un velador, pero no había nadie por las calles, absolutamente casi nadie. Parecían calles fantasmas.


Recordé que al buscar el hotel, muy cerca había una pizzería y hacia allí me fui,. Pero cuando llegue, vi que estaban cerrando la puerta y que se marchaban. Seguí mas adelante y vi una especie de bar abierto. Bueno, solo vi las luces y me acerque. Estaba abierto y parecía que era un bar de estilo mejicano. Había gente sentada en una mesa por dentro y eso me alivio porque estaba abierto y con gente. Pero cuando me acerqué y los vi bien, resulta que eran los camareros que se estaban tomando una cerveza después de la jornada. Iba a echarle cara y decirle mi situación, pero vi que la cocina estaba mas limpia que los chorros de oro y que por supuesto me iban a decir que no. Ya que si algo habíamos aprendido, era lo fríos y serios que son y que no se casan con nadie.


Así que pase del tema, y resignado, regrese al hotel. Margari me abrió la puerta, le comente lo que había visto, y nos fuimos a la habitación a cenar lo único que teníamos, o sea, 2 manzanas.


Aquí me acorde de mi amigo Juan Ramón, que me dice hasta la saciedad, que debo cuidarme y cenar poco, como hace él, que la mayoría de las veces, tan solo cena un yogurt, y mira que delgadito esta, que el tio tiene que pasar 2 veces y hablar al mismo tiempo para que lo veamos y sepamos que esta al lado nuestro y no es una farola con 2 ojos.


Ya en la habitación, echábamos pestes de Viena, de la ciudad, de la gente y de la mierda de costumbre de dejar a la gente sola en el hotel. Y pensábamos, qué pasaría si un cliente extranjero, sin hablar el idioma le pasa algo, como ponerse malo o quedarse atascado en el ascensor?. A quien llama?, a que numero llama?, quien le va entender?, cómo se hace entender si esta malo, nervioso o atacado por la situación?, ya que es hablando en español y nos cuesta trabajo, no te digo nada si es en otro idioma.


Total, que amargados por lo que nos había pasado, olvidamos el tema y dormimos como pudimos. Por cierto, el hotel parecía la mansión de los Plaff, vieja que te cagas y con mas pasillos que la peli del laberinto del Fauno. Margari durmió sobre el edredón, ya que vio que la sabana era de color gris, pero decía que no, que era así por lo sucia que estaba y que le daba asco. Vamos un desastre de hotel que no se lo recomiendo a nadie por muy desesperado que éste como nosotros porque no encuentra hotel después de las 10 de la noche.

A la mañana siguiente cuando fuimos a desayunar, era evidente el desanimo que teníamos y se nos notaba.


Pero para que veáis como son las cosas, y que todo tiene un destino y un porqué.


Cuando entramos en el salón del hotel a desayunar, hablando en español, pues una pareja de Chile que había allí desayunando, nos escucho hablar en español y nos dijeron que les alegraba mucho escuchar hablar en español.


Hicimos las presentaciones, o sea, de donde éramos, de donde veníamos, hacia donde íbamos...., y de paso les comentamos lo que nos paso la noche anterior y que no entendíamos la costumbre de dejar la recepción del hotel a las 10, que la poca experiencia que habíamos tenido de Viena, no era buena, a pesar de saber que era una de las ciudades mas bonitas de Europa. Ella, sobretodo, nos escucho hablar en español desde el patio, la noche anterior, cuando pretendíamos salir a cenar y se asomo por la ventana de su habitación para ver quien era, pero que no dijo nada porque no entendía lo que nos pasaba.


Cuando se lo explicamos todo y que por culpa de esa costumbre nos quedamos sin cenar y que nos llevábamos un mal sabor de Viena, nos dijo que con la llave de la habitación  debería estar otra llave, la de la puerta de entrada al hotel, y nos enseño la suya. Nosotros le enseñamos nuestras llaves y vio que faltaba esa.


Y es que el huevon del recepcionista no se dio cuenta de que faltaba. No quisimos montar el follon con el tio a la mañana siguiente, primero porque no estaba él, y segundo que hablando en alemán, no nos íbamos a entender. Que pasábamos del tema y seguíamos el camino aprendiendo la lección para otra vez.


Entonces ellos nos contaron sus problemas. Llevaban 30 años en Viena, estaban jubilados y estaban allí en el hotel porque una vecina que había puesto una calefacción nueva, y se le había filtrado por las paredes un producto químico y estaban reparando el daño de su piso, y  la aseguradora les pagaba la estancia en ese hotel hasta que se arreglara todo. Por cierto, su habitación, no tenia nada que ver con la nuestra.


Hasta ahí bien. Ellos desayunaron y se fueron antes. Pero al rato la mujer vino y nos dijo que había hablado con la dueña de nuestro problema, en alemán, claro, y vino a decirnos que la dueña sentía mucho lo ocurrido y que podíamos coger toda la comida que quisiéramos. !A buenas horas, mangas verdes !, pero al menos se preocupo la dueña.


Por supuesto le di las gracias a la mujer, que se llama Carmen, y observe algo curioso, sus ojos se llenaron de lágrimas y no sabía el porqué. Le dije que qué le pasaba, que porque se emocionaba de esa manera, y me dijo que allí las gentes eran muy frías, y nosotros le dábamos "calor" con nuestra forma de expresarnos, con nuestra forma de ser, tan sencilla, acogedora, amigable y abierta.


Le di un tierno beso en la frente y le dije que no se preocupara por eso, que en España, en Sevilla, casi todos éramos así. Y que si ellos pudieran, ya que estaban jubilados, que se fueran a vivir a Sevilla y verían la vida de otro color. Me dijo que no podía porque sus hijos vivían allí en Viena. La mujer y su marido se ofrecieron con su coche a enseñarnos Viena, y por desgracia, tuvimos que decirles que no podíamos, que teníamos que seguir la ruta, aunque nuestro gusto era irnos con ellos. Más lagrimas sobre sus ojos.


Preparando la moto en el patio del hotel, para marcharnos, la mujer se asomo por la ventana de su habitación y nos tiro un papelito y que resulto ser una tarjeta de visita, diciéndonos que cuando volvamos a pasar otra vez por Viena, que los llamáramos y que estarían encantados de volver a estar juntos y enseñarnos la cuidad.


Ahora el que tenia lagrimas por los ojos éramos nosotros. Aquella mujer nos había tocado el corazón, con su bondad y su sinceridad.

Y cómo no podía ser menos, cuando salimos ya de la habitación para irnos, fuimos a la suya y le dimos en un papel nuestros datos por si algún día pasaban por Sevilla. Entonces, su marido nos dijo que hace tiempo que ellos estuvieron en Sevilla con unos amigos y que estuvieron buscando, desesperadamente, la plaza de Doña Elvira sin poder encontrarla. Y que la quería encontrar porque su madre, desde pequeño le cantaba la canción de Doña Elvira, y él quería estar en esa plaza y cantar a su madre, ya fallecida, la misma canción que le cantaba a él.


Me pregunto si dicha plaza existía, y por supuesto le dije que si y que sabia donde estaba exactamente. Y aproveche el momento para decirle, ya tienes una "excusa" para ir a Sevilla, que nosotros te enseñaremos la Sevilla mágica y oculta, la que solo conocemos los sevillanos y que los extranjeros ni saben que existe. Más lagrimas en los ojos de la mujer. Le di un tierno abrazo y un beso en la frente diciéndole que nos se preocupara.


Y nos tuvimos que marchar. Ya en el patio, y saliendo con la moto, vimos como la mujer y el hombre, en la ventana de su habitación, agitaban la mano diciéndonos adiós y que tuviéramos mucho cuidado con la moto, hasta que al doblar la esquina, nos dejamos de ver.


Pues bien, lo que decía antes, de cómo son las cosas y que todo tiene un porqué.


Estábamos amargados por el "recibimiento" de Viena, pero unas buenas gentes, nos hicieron cambiar de opinión. No vimos la cuidad, pero vimos y nos llevamos algo mejor, el corazón de Carmen y Antonio.


Seguimos ruta hacia Praga, pero con una etapa en Brno, que por cierto, no sabia como pronunciarlo y uno de allí, me dijo que se decía "Bruno". Al igual que la palabreja de la cuidad de Ljubljana, que se pronuncia "Liubliana".




El día era bueno para la moto. Hacia sol, pero nada de calor. La carretera era buena y con 2 carriles en cada sentido. El paisaje había cambiado y aunque era bonito, nada tenia que ver con Slovenia.


 

 

En Brno, hicimos una parada y vimos el centro de la cuidad. Había tiendas y cosas curiosas. La mayoría encaminada al turismo. Lo que me llamo la atención fue ver un restaurante cubano en el mismo centro del casco antiguo. Os digo esto, porque en cada cuidad que hemos estado, tenia que buscar una pegatina para la moto de que habíamos estado allí. Y claro, en el idioma checo, no tenia ni puñetera idea de cómo se decía, para que me entendieran.


Así que entré en el restaurante cubano, creyendo que habría alguien que hablara español. Pues bien, el camarero era checo. Así que en ingles le dije que si había alguien que hablara español y me dijo que esperase un momento y volvió con la dueña, que era cubana. Le dije mi problema y ella me lo soluciono. Entonces me dijo que de donde venia. Cuando le dije que de Sevilla y al verme con las ropas y botas de moto, me dijo, en moto?. Cuando le dije que si, se echo las manos a la cabeza, al tiempo que decía que teníamos mucho valor y que a ella también le gustaría hacer lo mismo.


La verdad es que esta situación la vivíamos cada vez que parábamos. Se acercaban a la moto a verla y veían las pegatinas por donde habíamos pasado y de donde veníamos. Lo que note, es que por donde pasábamos íbamos despertando ilusiones y los hacíamos soñar despiertos, de que ellos también querían vivir esa aventura. Hasta nos dijeron que la disfrutáramos a tope en su nombre, ya que ellos no la podían hacer.

  

Bueno, llegamos a Praga. Ya de lejos, al entrar a la cuidad, ya se podía adivinar, por lo que veíamos, que era una cuidad distinta y encantadora. Y no nos equivocamos.



Buscamos el hotel con el gps. Nos llevo a una calle, cerca del centro, que cuando la vimos, nos dijimos: " Y esto qué coño es?".

Era una calle cortita y que seguía a otra calle muy estrecha en la que no podían pasar los coches. A los laterales, había como 2 pub's de música, pero muy lúgubres, haciendo juego con la calle, que era mas lúgubre todavía. Pensé que la habíamos cagado con ese hotel, y eso que las críticas en internet eran buenas, y a punto estuvimos de buscar otro. Pero ya que estábamos allí, pues lo vemos, y si no gusta, aire y a buscar otro.



La chica de recepción nos abrió la puerta y entramos. Lo que vi al entrar, no me gusto nada. Un pasillo de una casa grande y antigua, que terminaba en unas escaleras que parecía no tener fin. Y nosotros, cuando veíamos escaleras y no había ascensor, y teniendo que subir las bolsas, con lo cansados que estábamos, nos echaba un poco atrás. Subí yo solo sin bolsas a ver el panorama, quedándose Margari en la moto. Y lo que vi, me encanto. Las habitaciones, no tenían nada que ver ni con la calle ni con la fachada del hotel. Una delicia de habitación, grande, espaciosa y con 4 ventanas.

 
 
Por cierto, tengo que deciros que en todos los hoteles donde hemos estado, no hay o no saben que coño son las persianas. O sea, que cuando amanece, allá sobre las 6 de la mañana, entra tanta luz en la habitación, que por cojones, te desvelas y te despiertas. Tan solo tienen unas cortinas, que unas veces son tupidas, y se agradece porque no dejan entrar tanta luz, y otras son simples visillos de mierda.


Al ver, las 4 ventanas, no me preocupo mucho, porque ya casi estábamos acostumbrados. Así que no lo dude y cogi la habitación.


Nos arreglamos y fuimos a ver cómo era Praga de noche. Bien, ahora cómo explico lo que vimos?. Voy a intentar ser exacto, según fui viendo.


La calle y sus alrededores, me refiero al centro de la cuidad, el casco histórico, donde nos alojábamos, era cutre, viejo y no decía mucho en su favor. Pensábamos que era otra cuidad mas, sin apenas encanto, salvo lo que dicen de ella en Internet, pero que había que verlo con nuestros propios ojos y saber qué había de verdad y qué de mentira.


Cuando fui a aparcar la moto en el garaje que me indico la chica del hotel, vi a lo lejos, encima de una montaña, una especia de metrónomo gigante que te cagas. Al principio, cuando lo vi, tuve que echar mano del ordenador que llevo en la cabeza para tratar de averiguar, qué coño era aquello tan grande, dando giros a izquierda y derecha, y que me sonaba la imagen, pero no era capaz de averiguar que coño era. Hasta que apareció la imagen en mi cabeza y vi que era un metrónomo gigante que te cagas.


Pues tios, había un cacharro de esos, encima de la montaña y la aguja era gigante. Yo no soy muy buen ojeador, pero diría que la aguja podría medir 15 metros o mas. Era una pasada ver aquello de un lado a otro, sin hacer ruido, claro.


Al lado había un castillo o catedral, taco de guapo, al que por desgracia no pudimos visitar, pero que queda en reserva para otro viaje.


Cuando salí del garaje, justo al terminar la rampa, había un edificio grandísimo, de forma cuadrada y con filigranas en su fachada, taco de guapas. Recordaba a los edificios de estilo ruso, bien decorados en sus fachadas.


Cuando gire la esquina del edificio, vi a un montón de “pingüinos” todos fumando en la puerta. Y me di cuenta qué coño era aquel edifico tan guapo. Los “pingüinos” eran tios que estaban vestidos con traje de smoking, porque eran los músicos que iban a tocar dentro del edificio.


Y es que el edificio era la sala de conciertos de la cuidad. Al girar la otra esquina vi un montón de gente, pero un montón que te cagas, todos esperando a que fuera la hora para entrar. Vi el cartel de quien dirigía la orquesta y de lo que iban a interpretar. El director no me sonaba de nada, pero la música que iban a tocar, que ahora no me acuerdo bien de los temas, hubiera sido una pasada escucharla en directo y no en el cd del ordenador y que no suena igual. Lo digo porque en otras ciudades hemos escuchado a músicos de la calle, y no veas cómo suena en directo la música que siempre hemos escuchado el ordenador. No tiene nada que ver, vamos, una pasada.


Bueno, salimos a cenar por Praga. Mientras paseábamos por ahí, los monumentos tenían una iluminación que le daban un aire espectacular y único. Era una pasada verlos con esa majestuosidad y la iluminación que le daban. Pero no solo a los monumentos, sino a fachadas de edificios. Parecíamos 2 niños chicos deslumbrados por las luces. Jamás en mi vida vi algo tan bonito. Hasta llegue a pensar que era mucho más bonita que Sevilla.


Por cierto, eran ya mas de las 11 de la noche y todavía había un montón de gente por las calles, las tiendas abiertas y los restaurantes casi a tope. Nada que ver con las ciudades que habíamos visto hasta ahora, que a las 10, ya no había gente por las calles y todo estaba cerrado.


Una cosa que me llamo la atención, es que era un poquito mas barato que en España. Y viendo todo lo caro que hasta el momento habíamos visto, Praga es una gozada tanto para comprar como para comer.


En la plaza mas principal, hay una torre con un reloj, que según la guía que llevábamos, no marcaba las horas, para eso ya había otro reloj un poco mas arriba, sino que marcaba la rotación de la Tierra, las estrellas y los signos del zodiaco.


El reloj era guapísimo y digno de ver, con las esferas azules y doradas. A los lados, hay unas columnas con unas figuras, al parecer de santos o vete a saber quienes son, y en una de ellas una canina. Bueno, pues según la guía que llevábamos de la cuidad, decía que a las horas en punto, las figuras, que eran estáticas,  recobraban movimiento al compás de las campanadas, a la vez que por unas ventanas aparecían varias figuras de apóstoles en movimiento.


Pues bien, para las campanadas de medianoche, o sea, a las 12 en punto, allí estábamos debajo del reloj para ver el movimiento de las figuras de las columnas y los apóstoles. Bueno, estábamos nosotros y unos 50 ó 60 turistas más. Pues nos quedamos todos con cara de tontos, porque dejaron de sonar las campanadas y aun seguíamos mirando a las figuritas para ver si se movían. Las miradas de todos y el silencio en la plaza era tal que se podía cortar. Parecía que estaba pasando el Gran Poder. Me tuve que morder la lengua, porque lo que se me pasaba por la cabeza, al ver aquel silencio y todos expectantes a ver si ocurría algo, era decir en voz alta señalando con el dedo:


!! Mira, mira, mira...esa figurita, se ha movido !!

El descojono en la plaza iba a ser de escándalo. Además, era como la puñetera bolita que se me sube por la garganta y que cómo no la escupa, me atraganto. Pero esta vez, me la tuve que tragar y no escupirla, cosa extraña en mi, pues tal como la pienso, la suelto.


Bueno, a la mañana siguiente, seguimos con el paseo turístico por la ciudad. Una de las cosas que quería a ver, era una cervecería, que aquí las llaman “pivobar”, cerveza se dice “pivo” en sloveno, en la que estaba ornamentada con cosas ferroviarias. 


Una de las curiosidades era que la cerveza que habías pedido, no te la servia el camarero, sino que era una maquina de tren con un vagón, quien te traía la cerveza a la mesa donde estabas tu. !! Qué pasada, tio !!.

Había varias maquinas y vagones distintos, según lo que se pidiera, e iban desde la barra principal, donde estaban los camareros hasta la mesa donde estabas tu, por unas vías que recorrían un lateral del bar y terminaba en tu propia mesa.


Cuando levantabas, por ejemplo, las 2 cervezas, tenia como un dispositivo en el vagón que detecta que se han quitado las 2 cervezas, y el tren solito, dá marcha atrás, se hace el cambio solo y regresa por el lateral a la barra principal. Joder, tio, qué gozada ver eso.




































Y de las cervezas, ni te cuento. Allí no tienen ni puñetera idea qué coño es una caña de cerveza. Allí, las cervezas, como mínimo, son de medio litro. Tal como suena, medio litro, casi "ná".


Dicho así, parece mucha cerveza, pero que vá, cuando empiezas a levantar el codo, se cuela de lo rica y buena que esta. Y mira que yo suelo beber cerveza sin alcohol. Pero que le den por culo a la sin alcohol, con lo rica y buena que esta la cerveza que nos pusieron.


Luego paseamos por las calles típicas de la ciudad, llenas de tiendas, tanto de souvenirs como de las otras. También había unas tiendas que vendían cristal de Swarosky y de Bohemia. Joder, hasta que no las vi, no sabia que se podían hacer esas virguerías con el cristal. Qué cosas más chulas, y qué cosas más guapas hechas con cristal. Y joder, qué coraje me dio el llevar la moto, porque todo me gustaba, pero nada podía llevar, ya que no me cabía en la moto ni un puñetero alfiler.

Otra cosa que lo disfrutamos un montón, son los puestos callejeros que hay de salchichas. Joder, tio, qué "peazo" salchicha. Parecía que, en vez de Praga, estuviéramos en cualquier cuidad alemana famosa por sus salchichas. Pero que vá, estábamos en Praga. No hace falta decir que me puse de salchicha hasta el culo, y nos comimos una tan larga y tan grande que parecía la picha de un perro gigante, jejeje. Y encima, barato, aunque no me acuerdo cuanto nos costo.

























REGALIZ GIGANTE

























Vimos un museo del terror y decidimos verlo
















Las cristalerias de Bohemia y Swarovsky son una pasada




















MEDIO LITRO DE CERVEZA CUESTA 29 CORONAS, O SEA, 1.20 €
Por cierto, aunque la Republica Checa esta integrado en la Unión Europea, la moneda es la corona. Os aconsejo que si vais a cambiar moneda no lo hagáis en las agencias de cambio en la frontera, sino en el centro de Praga, que hay muchas agencias de cambio y hay competencia.


Una cubana que estaba trabajando en una tienda de souvenirs, nos dijo donde daban mas coronas por un euro. Y no te lo pierdas, era una agencia de árabes que esta justo donde termina la calle del boulevard principal y comienza el casco antiguo. En la frontera me daban por 1 €, 10 coronas, y en la agencia de los árabes, me daban 24 coronas, por supuesto en las fechas que fui.

 


Una cosa que debo decir, es que me dá lastima cuando los checos se acojan al euro, porque les pasara lo mismo que a nosotros, que los sueldos se quedaran igual, pero los productos cotidianos, como las cervezas, la comida, souvenirs...serán mas caros y es posible que se pongan al mismo precio que en España, por lo que habrá perdido todo su encanto, salvo el de los edificios, pero todo lo demás, se habrá jodido para el turista y para ellos. Así que os aconsejo que si tenéis pensado ir a Praga, lo hagáis antes de que cambien al euro.


Y hablando de edificios en Praga. Joder, cómo se nota que por allí estuvieron mucho tiempo los rusos. Los edificios son inmensos, majestuosos, serios y con una arquitectura y ornamentación que te recuerda a los clásicos edificios que vemos en las pelis cuando salen espías y todo eso.

 

Nos falto por ver, el otro lado del río, y es que un día entero se hizo corto. Así que nos dijimos que volveríamos a Praga, pero con mas días y sabiendo ya por donde movernos, donde alojarnos, donde comer y beber cerveza de la buena, aunque tenga alcohol.


Al día siguiente, salimos dirección a Munich. Hacia un buen día. El sol fuera, pero sin calor. La carretera era buena. 

 

Disfrutamos del viaje y todo su paisaje lleno de bosques,  taco de tupidos y unas vistas impresionantes de los pueblos por donde íbamos pasando, que parecían de película.








Un pequeño descanso en el camino





Una curiosidad. Por la autovía que fuimos desde Praga a Munich, no hay estaciones de servicio para repostar gasolina, sino que te tienes que desviar hacia los pueblos para repostar. Llegando ya Munich, si vimos algunas estaciones de  servicio junto a la autovía. Así que tenerlo en cuenta si vais por ahí.


Una cosa que me llamo la atención fue las Autobahn, que son autopistas sin límite de velocidad. No hay ningún letrero que te diga claramente, que entras en una Autobahn. Tan solo te das cuenta de que, de 2 carriles, se pasa a 3 carriles. Y arriba, en un indicador luminoso, hay una señal de tráfico de las de fin de prohibición. Pero no sabes qué coño se ha dejado de prohibir. Te das cuenta, porque empiezan a pasarte coches a todo carajo por el carril central e izquierdo. Entonces comprendí que la señal de fin de prohibición, era el fin de prohibición, de toda velocidad, y maricon el último.


Esto no lo sabe Margari y se va enterar cuando lea esto.


Veréis, en los foros de motos, de gente que habían ido por Alemania y habían cogido las Autobahn, decían que los coches iban tan rápidos que tenían que mirar el velocímetro de la moto para ver a qué velocidad iban, porque les daban la sensación de que iban casi parados.


Pues bien, comprobé que era verdad lo que decían los tíos en los foros. En la Autobahn, y esto no lo sabe Margari, puse la moto a algo mas de 150 km/h, y coño, tuve que mirar el velocímetro de la moto porque los coches me pasaban a tal velocidad que creía que iba a 70 u 80 km/h.


Y ojo, que los coches, además de los de gran cilindrada, gama alta y de lujo que te cagas, me pasaban coches normales de gama media, como Renault, Ford, Opel y por supuesto Seat. La madre que los parió. Viendo que ir así es una locura, volví a mi velocidad normal, entre 120 y 130 km/h.


Tan solo había unas advertencias en unos carteles enormes de publicidad en las que se veía a una persona en una cama de hospital hecho polvo y todo entubado y otra persona a su lado con la cara de preocupación. Y con unas letras en alemán, que aunque no tenia ni puñetera idea de lo que quería decir, se sobreentendía que, si no tienes cuidado y no eres responsable con la velocidad y vas como un loco, puedes verte, en el mejor de los casos, en el hospital haciendo daño a los que mas te quieren, o algo así.


Al llegar a Munich, como siempre a buscar hotel. Tenia en la guía, uno que por internet lo habían recomendado como uno de los mejores. Y claro, no lo dude y lo busqué.



Fue la mayor cagada hasta el momento. Lo único bueno que tuvo, es que el parking para la moto fue gratis. Del precio no me acuerdo bien, pero creo que eran unos 70 o 80 €. Hasta aquí, mas o menos, fue todo normal, tanto precio como el sitio. Una cosa que me dejo extrañado, es que una tia del hotel que parecía que era primeriza en el trabajo, nos acompaño a la habitación para decirnos cual era.


Como siempre, tuvimos que subir escaleras, con las bolsas a cuestas y con la chaqueta, pantalón y botas de motero, con lo que es eso, y encima cansados del palizon de kilómetros que nos habíamos dado ese día.


Pues bien, la tia no tuvo en ningún momento la amabilidad, de por lo menos, ayudar a Margari. 

Nos abre la puerta, soltamos todos los bártulos donde pudimos, en un acto de "relajación" por quitarnos el peso, me gire y me dio la llave que era electrónica. La puse sobre la mesa, le di las gracias y empezamos a "remenear" las bolsas para sacar las cosas. Pero veo que la tia sigue allí de pie. La miro unos instantes, y veo que su expresión, que no os la vais a creer, era la de que estaba esperando a que le diéramos una propina. La madre que la parió con la jodida germana.


O sea, que ni ayuda con las bolsas, viendo lo "apurados" que estábamos ni "ná" de "ná", y encima tiene la caradura de quedarse en la puerta esperando una propina.. Pero si ella tenia cara, yo tenia mas cara. Así que la acompañe hasta la mismísima puerta con un gesto de amabilidad, y en un casi perfecto ingles, le dije. "Thank you. Bye", y si por si acaso, no se había enterado, se lo dije en alemán. “Danke", y cerré la puerta. A tomar por culo, coño.


Mal empezamos con las gentes de Munich.


Lo gracioso, y no os lo vais a creer, es que no había toallas. Mire en la traductora electrónica cómo se decía toalla en ingles, para decirles que faltaban en la habitación. Bajé a recepción, había otra tia, y se lo digo. Lo entendió y empezó a hablarme en ingles, pero muy rápido y no pillaba nada de nada. 

Le dije que, por favor, hablara despacio. Y entonces pude entender que la toalla no venia en el precio de la habitación. Y que si quería 2 toallas de baño, tenia que pagar una fianza de 10 €, pero que cuando las entregara al día siguiente, sólo me entregaría 8 €. Toma ya.


Después de entender lo que me dijo, se me quedo una cara de entupido que, si me hubieran hecho una foto en ese momento, el fotógrafo hubiera ganado el premio Pulitzer a la mejor fotografía. Me acorde del mamonazo que escribió en internet, que éste era unos de los mejores hoteles de Munich. Y me puse a mirar por la paredes de recepción, porque aquello, o era una broma de cámara oculta o era la cueva de Ali Baba y los 40 ladrones.


Cansados, con todas las cosas en la habitación y con Margari en la ducha esperando  las toallas, no tuve mas remedio que tragar sus "condiciones" y coger las toallas. Sacó unos botecitos de gel de baño y champú, que eran como las botellitas de whisky que dan en los trenes Ave, muy convencida de que se los iba a comprar. Me dijo que cuantos quería. La miré, con esa mirada de ingles estreñido e indiferente y le dije: "Nein, danke" (No, gracias).


La cabrona se quedo con una cara de no entender porqué no se los compraba. Y yo no quería darle explicaciones a la jodida germana, de que teníamos gel de baño y champú, y en cantidad, y no esa ridiculez que me ofrecía, y a saber a qué precio, porque no quise ni preguntar.


Le comenté la situación a Margari, y no se lo podía creer. Encima las toallas, eran pequeñas y se notaba el desgaste, vamos que no eran toallas de las que merecían la pena robar. Eran como las que nos daban en las pensiones cuando pernoctábamos por ahí con Renfe, o sea, pequeñas y desgastadas por los lavados.


A partir de ahí, cuando nos decían el precio del hotel, y con un poco de guasa, preguntábamos si las toallas y el gel de baño, estaban incluidos en el precio, y claro, se extrañaban de lo que decíamos. Y es que era normal.


Bueno, no queríamos amargarnos con el asunto, así que salimos por Munich a disfrutar de la cuidad.

Paseando y por casualidad, dimos con la estacion de ferrocarriles de Munich, y por supuesto, como buen ferroviario, entramos a curiosear




















































Seguimos paseando hacia el centro de la ciudad














Cuenta la leyenda que si se le pide un deseo al jabali, puede que se cumpla. Está en la calle KAUFINGER STRASSE















Paseando por la calle principal de KAUFINGER STRASSE, dimos con esta cosa tan curiosa





De Munich puedo decir que es bonita, no esta mal, y el ayuntamiento nuevo, que esta en el centro, es una pasada. Tiene unas filigranas en la decoración de las fachadas que son taco de guapas y dignas de ver.















Aunque parezca mentira, este es el antiguo ayuntamiento







Esta es la Iglesia de San Pedro





Tropezamos con una pasteleria con cosas muy ricas, jeje




 

Bueno, pues llegó el momento de tomarnos una buena cerveza alemana, no?.


Estábamos cansados, sedientos y queríamos sentarnos en un velador, frente al ayuntamiento y con una buena cerveza en la mano, disfrutar de su fachada y de las gentes que paseaban por allí, la mayoría turistas.


A duras penas, conseguimos una mesa en un velador frente al ayuntamiento, porque había mucha gente. Pedimos una cerveza, y el camarero nos dijo que, además de la cerveza, teníamos que pedir comida si queríamos sentarnos en los veladores.


Si al leer esto, se te ha quedado cara de gilipollas, no veas, como nos quedamos nosotros.


Nada, no queríamos cabrearnos, así que nos levantamos y seguimos andando









Había que buscar la plaza mas famosa de Munich, la Marienplatz, descrita por los que la han visitado, como muy bonita y las mas ideal para tomar cervezas y las famosas salchichas alemanas. Y la teníamos al lado. Así que nos dirigimos a hacia allí, y lo que vimos, no nos gusto nada.


Serian las 10 de la noche, una hora cojonuda para el tapeo y la comida, e imaginábamos que la plaza estaría llena de gente. Pero que va, tan solo había un quiosco abierto y no mucha gente.


La plaza no tenia nada de bonito. Tan solo, según nuestra opinión, era una plaza normal, no muy grande, y en la que había una especie de quioscos con veladores, donde servían comida. Pero solo había uno abierto y no con mucha gente, ya que no nos costo trabajo encontrar mesa libre. El resto de la plaza estaba desierta.

Bien, se nos acerco una camarera germana, de unos cincuenta y tantos años, que nada tenia que ver con lo típico de tias jóvenes, robustas, vestidas con el traje típico y con grandes tetas asomando por un generoso escote.


La tia estaba mas seca que la mojama y con una cara de mala leche que hasta a mi me acojonaba. Se parecía mucho a la Rotermeyer de la serie de Heidi. Las tetas?, coño, yo tenia mas tetas que ella. Pero eso si, el traje típico si lo llevaba.


Cuando me pregunto en alemán, qué queríamos, sin quererlo, mis ojos buscaron por la plaza a otra camarera, por lo menos, con tetas mas grandes, como salen en las películas, para decirle que gracias, pero que aquella camarera era la que nos iba a atender. Pero que va. Por lo que vi, parecía lo mejor en camareras germanas que había por allí. Así que resignación y a beber cerveza y comer salchichas alemanas de las buenas, que para eso habíamos ido hasta allí, no?.


Joder, pues ni lo uno ni lo otro. Eso si, nos trajo una buena cerveza, pero a la hora de pedirle las salchichas, empezó a hablar muy rápido, unas veces en ingles y otras en alemán, y no había ni dios quien la entendiera.


Así que me fui para el mostrador donde estaba la comida y le señale, con el dedo internacional, 2 salchichas grandes y que era eso lo que queríamos. Pero la tia seguía hablando y yo no la entendía. Me entraron ganas de tomarme la cerveza y largarme de allí, pero entre "charla" y "charla", se acerco una muchacha alemana que hablaba español, y que se presto a decirnos lo que quería decir la camarera.


Y lo que nos estaba diciendo era que allí no se podía pedir una sola salchicha, sino que había que pedir un plato en la que venían, patatas aliñadas con una salsa de ellos y 2 clases de salchichas de todas las que había en el mostrador, pero que no se podía pedir solo salchichas ni poner un plato con todas las clases de salchichas que había en el mostrador. Que si queríamos solo salchichas, que allí cerca, en la misma plaza, había un quiosco donde nos ponían un perrito caliente con la salchicha que quisiéramos, pero que en su quiosco, en las mesas, eso era lo que había.


Toma ya, hospitalidad germana. Toma ya, cuidar al turista. La madre que los parió.


Cómo no queríamos cabrearnos, tan pronto, pedimos un plato para cada uno, y con 2 clases distintas de salchichas en cada plato, y así probábamos 4 clases distintas de salchichas.


La verdad, no estuvo mal el plato. Pero la cabrona nos cobro algo mas de 30 € por 3 cervezas de medio litro, 2 platos con patatas aliñadas en salsa germana y 4 salchichas distintas. Así no me extraña, que cada vez que Alemania, ha tenido una crisis económica, haya salido a flote antes que cualquier país e incluso tenga superávit. La madre que los parió una y mil veces.


Pero como ya os digo, no queríamos cabrearnos tan pronto.





Seguimos con nuestra visita a Munich. En al guía de la cuidad que llevaba, decía que había una cervecería enorme y que era muy famosa por ser muy antigua. Se llama Hofbrauhaus.


Si, ya se que es difícil de pronunciar y memorizar. Así que yo lleve en el móvil una foto de la fachada y del interior de la cervecería para enseñársela a cualquier alemán y me dijera donde estaba. Le pregunte a 3 tios, altos, grandes, gorditos, de nuestra edad y con una cara de alemán que les delataba. Pensé que serian los mejores para saber donde estaba la cervecería, pues aparte de parecer auténticos alemanes, tenia una pinta de bebedores de cerveza que a nadie podían engañar. Y no me equivoqué, ya que rápidamente la reconocieron. Y con una amabilidad que nos dejo asombrados, teniendo en cuenta lo que habíamos vivido ese día con los germanos, fue muy grata su charla.


Y hasta nos preguntaron de donde veníamos. Y cuando le dijimos de donde y la ruta que estábamos haciendo en moto, se echaron las manos a la cabeza y nos felicitaron. 

Para que no nos perdiéramos, porque había que callejear un poco, los 3 se prestaron a llevarnos hasta un sitio, que siguiendo sus indicaciones, ya no había perdida y lo encontraríamos sin problemas.


! Ea !, para que veas, que si te encuentras a alguien que te hace pensar que la has cagado en la cuidad, al poco, otra persona de la misma ciudad, te hace cambiar de opinión.


Pues aun así, a Margari le parecía que esos 3 tíos eran nazis, por la pinta que tenían. Y es que los 3 tíos eran iguales a los que solemos ver en las peliculas. 

Y no te digo nada cuando hablan en aleman, que aunque hablen normal, parecen que estan cabreados.

Muchas veces, cuando he visto los reportajes de Hitler dando discursos a la gente, he pensado para mí. "Coño, cualquiera no le hace caso al enano este", refiriéndome a cómo hablan en alemán y lo cabreados que parecen.


Bueno, encontramos la famosa cervecería Hofbrauhaus. Una pasada tio. Un edificio enorme con 3 plantas. Entramos, y esto si que parecía lo que nos imaginamos de Munich con sus cervezas y comida. Gente, muchísima gente, buen rollo entre todos y hasta músicos que en ese momento estaban descansando. Mesas alargadas, nada de mesas particulares, donde compartir sitio con otras gentes, codo con codo. Y buen rollo, muy buen rollo entre todos.















Aquí si que había camareras jóvenes, vestidas con el traje típico, aunque no tenían grandes tetas, pero si iban con grandes jarras de cerveza en las manos. Por cierto, aquí lo mínimo que se puede beber, es 1 litro de cerveza. Y comida, buena y riquísima comida. Cuando vimos pasar los platos de comida, Margari y yo nos miramos como diciendo, era aquí donde teníamos que haber venido desde el principio y haber mandado a tomar por culo la plaza de Marienplatz.


Pero ya nada se podía hacer, ya que habíamos cenado y no había hambre para comer esos platos tan ricos y con tan buena pinta que pasaban por delante nuestra.


Por cierto, allí, en un salón que visitamos, y que en ese momento había una especie de celebración particular, era donde Hitler daba discursos al principio de su carrera. Pero en las paredes, cuadros, fotos y ornamentación, no había nada que hiciera referencia ni a Hitler, ni al III Reich, ni nada nazi. Tan solo, de cosas de los comienzos de la cervecería, ya sabéis, fundadores, maquinaria para fabricar cerveza, trabajadores en la fabrica, etc., etc., y  que data del 1580, mas o menos, y que según decía la guía, al principio, solo eran para los monarcas, reyes, etc., y que luego el pueblo pudo entrar a disfrutarla, pero mucho mas tarde, poco después de 1900.


Si venís a Munich, os aconsejo no dejar de visitar la cervecería Hofbrauhaus y que os dejéis de tonterías de otros sitios para beber cerveza o comer que os hayan dicho.


Bueno, a la mañana siguiente, otra vez tempranito, porque había que seguir la ruta desde Munich hasta Zurich, en Suiza, pasando por Vaduz, la capital de Liechtenstein.


Nos levantamos y fuimos a desayunar en este magnifico hotel de Munich que deseábamos abandonar lo mas pronto posible.


Si ya nos llevamos algunas sorpresas con la habitación, su precio y sus "extras", no podía faltar su "magnifico desayuno" a 7 € por persona.


No os lo perdáis, café de maquina, de esas como la que tenemos en el deposito que sale el café medio aguado y cuesta 40 céntimos de euro. Un pan más raro que un perro verde con sarampión, una pastillita de mantequilla, más dura que la suela de un zapato y vaso de un zumo de naranja del tetrabrik del Carrefour. !! Toma ya !!


Pues bien, después de este copioso, exquisito e internacional desayuno, dimos por zanjada la visita a Munich y nos pusimos camino a Zurich.


El día amaneció bueno, con sol, pero no hacia calor. Quizás algunas nubes, pero sin nada que temer, y algo de frío, como siempre.

 

La carretera seguía siendo buena, aunque ya el paisaje no era igual. Había pinos y abetos, pero no tantos como antes, o sea, que había muchos claros, formando pequeñas praderas verdes. Pero no con ese verde intenso agradable de ver, sino un verde que no llamaba la atención. Lo que si notamos, es que las tierras estaban mejor aprovechadas que en Slovenia, es decir, que casi todas estaban labradas.





























El viaje transcurría bien, sin problemas y con normalidad. Lo único destacable, era que subía el precio de las cosas a medida que avanzábamos por la carretera. Por poner un ejemplo, una botella de agua de 1 litro empezaba a costar algo mas de 3 €. Y el litro de gasolina costaba 1,60 €.

Llegamos a Vaduz. 





Hay que cruzar un puente sobre un río y llegas a la cuidad. No es una gran ciudad, ni con muchos edificios, ni extensa, ni enorme, o con grandes avenidas, etc., etc., sino mas bien pequeñita, casi como un pueblo y rodeada de altas montañas.


Había que comprar comida. Fue un tremendo error, ya que fuimos a comprar en una cuidad, y en un país, en el que todo es caro. Bueno, caro, no, carísimo y eso que fuimos a un supermercado para que nos fuera mas barato. Allí nos encontramos a un portugués, que se nos acerco al ver la bandera de Portugal en la moto, creyendo que éramos portugueses. Cogimos charla, ya que nos entendíamos muy bien por el idioma, y nos dijo, más o menos, de qué iba todo aquello de la ciudad de Vaduz. Nos dijo que habíamos hecho bien comprando en ese supermercado porque era el mas barato de la cuidad.


También nos dijo que si todo era caro, es porque allí se cobran sueldos muy altos. Y que era un paraíso fiscal, donde están gente mafiosa o de la droga de cualquier parte del planeta. Le creí, porque por la calle había unos coches de lujo  que te cagas, y de motos, ni te digo.


Había una moto, tipo naked, que quise ir detrás de ella y ponerme a su altura, para ver de qué marca era, ya que la rueda trasera era enrome. Era una barbaridad de rueda que me llamo mucho la atención. Con una moto así, en un semáforo en rojo, te quedas dormido con los pies en las estriberas y fijo que no te caes para los lados, os lo juro. Hay una Honda, también tipo naked, con rueda trasera ancha, pero esta era mas ancha.

 

Bueno, seguimos camino a Zurich, pero paramos en una encantadora área de descanso con el lago Constanza a la derecha, a unos 50 km de Zurich.


El paisaje era como en las películas, como en los cuadros pintados que vemos sobre Suiza, con la vaquitas pastando, la casita y el lago al fondo con las montañas. Una pasada tio.

En el lago Constanza, hicimos una paradita para comer







Pero mas pasada fue, cuando fui a una especie de bar que había en el área de descanso a comprar una botella de agua y me cobro 4 € por 1 litro de agua. Miré la botella para ver de donde era, y resulta que era agua de Italia. Ya ves tu, en Suiza, con los "peazos" de fuentes naturales que tiene que haber allí, y los muy mamones traen agua de Italia a 4 € el litro. Chupa del frasco, Carrasco.


Después de comer, me eche un ratito en los bancos de madera del área de descanso, donde habíamos comido. Me despertó Margari porque estaban cayendo gotitas de agua y amenazaba lluvia. Miré al cielo y vi que unas nubes, taco de negras, venían hacia nosotros. Así que nos dimos prisa en salir pronto y dejar las nubes negras atrás, pero sin ponernos los trajes de agua, ni proteger del agua la bolsa de la ropa que llevábamos detrás.


La volvimos a cagar, y bien cagada, porque las nubes ya estaban encima nuestra y parecían seguir el camino que seguiríamos nosotros. Lo que pasó es que no vimos que la tormenta estaba detrás de las montañas, y que no la veíamos, o sea, que a la derecha teníamos el lago, pero a la izquierda estaban las montañas. Montañas altas que nos impidió ver el grueso de la tormenta.


Pero ya estábamos en ruta y empezó a caer agua, pero agua de verdad, no la tontería que nos cayo entre Ripoll y Puigcerda, que viendo esta, se podía decir que aquella mas bien era chiri-miri, vamos, 4 gotas de mierda.


La carretera era de doble carril, y por la izquierda me pasaban los coches a todo carajo, ya que no les afectaba el agua. Yo iba por el carril derecho y no veía un pijo.


La carretera transcurría entre pequeños túneles por el borde de las montañas. Y entre montañita y montañita, había un claro, que por el lado derecho se veía una especie de pared de hormigón, pero que estaba agujereada con grandes agujeros para que se viera el lago Constanza al pasar.


Pues bien, de pronto y sin avisar, y por esos huecos entre montañita y montañita, empezó a soplar un viento de mil demonios. Según qué hueco cogia, entre montañita y montañita, unas veces soplaba el viento desde la montaña hacia el lago y otras desde el lago hacia la montaña. Estaba claro que estábamos en medio de un "peazo" tormenta con nubes negras que te cagas y soplando un viento casi huracanado.


Cuando me dio la primera ráfaga de viento, me echo hacia el carril izquierdo literalmente. Como pude aguanté la moto para no irme a ese carril, ya que si lo invadía, los coches pasaban a todo carajo y nos llevarían por delante, ya que llovía bastante y apenas se veía. En el siguiente hueco, la ráfaga me empujo hacia la derecha para sacarnos de la carretera. Y lo peor es que no había arcen, como para parar allí la moto y dejar que pasara la tormenta. Lo que había era el filo de la carretera y el quitamiedos, por lo que parar en uno de los pequeños túneles y esperar a que pasara todo, tampoco se podía, porque no había espacio y era peligroso.


Así que aguantamos el envite porque, la única manera que había de pasar aquello era tirar hacia adelante y que fuera lo que Dios quisiera.


A poca velocidad, y unas veces con la 1º marcha metida y otras con la 2º, y con los 4 intermitentes de emergencia puestos, seguimos avanzando como se pudo y con mucho temor a que una de las ráfagas de viento, me lanzase al carril izquierdo.


De esto aprendí, que la lluvia era poca cosa para viajar en moto, una mariconada, vamos. Lo mas peligroso en una moto, son los vientos, y mas si son huracanados como los que estábamos pasando.


Margari estaba acojonada viendo como el viento, entre hueco y hueco de la montaña, nos llevaba de un lado a otro sin poderlo evitar, como su fuera una marioneta.


Ella no hacia más que decir que parásemos donde fuera. Pero, donde coño iba a parar?. Si parar era mas peligroso, porque no había sitio en la carretera donde echarse a un lado?


Me armé de valor y le dije: "Confía en mi, que de aquí, salimos".


No sé porque lo dije, porque quizás, yo estaba mas acojonado que ella, ya que no veía nada de carretera  por la lluvia y el viento hacia conmigo lo que quería.


Pero mira tú por donde, el destino me echo una mano.


Mientras luchaba con el viento, miraba por el retrovisor, constantemente, no vaya a ser que el que venga detrás, no me vea y nos arrolle, yendo tan despacio como íbamos.


Pero se puso detrás mía un camión francés. Y yo creía que, en el momento que pudiera, me iba a adelantar porque iba muy despacio. Pero no lo hizo. Sabéis que hizo el franchute?. Pues se puso detrás mía, a cierta distancia, pero cerca, y no me adelantó. Lo veía a través del retrovisor y me dio la sensación de que nos estaba protegiendo ese carril, viendo el francés que el viento me llevaba de un lado a otro de la carretera y no podía controlar la moto.


En un momento dado, el camión, se puso en el carril izquierdo y yo creía que me iba a adelantar. Entonces fue cuando me acojoné más, porque si el camión se ponía en paralelo conmigo y a la hora de adelantarme, coincidíamos con un claro, entre montaña y montaña, y una ráfaga de viento, me echaba al carril izquierdo, me veía debajo de las ruedas del remolque del camión.


Pero no fue así. Lo que hizo el francés, fue ocupar con su camión el carril izquierdo impidiendo que pasaran coches a todo carajo.

Joder, tio, me dí cuenta de su jugada, y fue todo un alivio.


Cuando pasamos la tormenta gorda, y aunque seguía lloviendo a mares y el viento que hacia lo podía controlar mejor, fue cuando el camión me adelanto. Al pasar por mi lado, tocó la bocina del camión y yo le hice un gesto de cordialidad, dándole a entender que le agradecía lo que había hecho. Luego mas tarde, dándole vueltas al asunto, pensé que quizás el camionero, era también motero, y que comprendía muy bien por lo que estaba pasando para salir de allí. No obstante, y fuera quien fuera, le agradeceré de por vida lo que hizo por nosotros. Porque de verdad, tios, estaba realmente acojonado.


Mas adelante, paramos en un cebreado de la carretera de un cruce hacia un pueblo para tomar respiro y decidir qué hacer. Si tirabamos para el pueblo a refugiarnos y dejar pasar la tormenta o si seguir hacia adelante. Pensé que era mejor seguir, que aunque seguía lloviendo a mares, la tormenta la dejábamos atrás. Y que si nos refugiábamos en el pueblo, y como la tormenta iba en dirección a Zurich, había que volverla a pasar. Así que le echamos huevos y seguimos hacia adelante.


A pocos kilómetros, estábamos tan empapados que parecíamos esponjas, ya que no teníamos puesto los impermeables. Vimos una estación de servicio junto a la carretera y hacia allí nos fuimos. Al entrar en la gasolinera, vimos que había unas pocas de motos, suizos, alemanes y un ingles, todas allí paradas y esperando a que dejara de llover y que el viento se calmara. Al ver esto, nosotros hicimos lo mismo, y dejamos la moto, medio refugiada de la lluvia, y nos sentamos en las sillas de los veladores y no seguimos.


Me senté al lado de un ingles que llevaba una Triumph, tipo naked, sin apenas pantalla sobre el manillar, o sea, que también se había "tragado" toda la tormenta.


Le ofrecí un cigarrito, que rechazo y me puse hablar con él, como mejor pude, diciéndole, mas o menos, la madre que le parió a la tormenta que nos tenia allí a todos atrapados. Hablamos de que incluso habría que pasar allí la noche, auque sea sentados sobre las sillas de los veladores, si era necesario. Entonces, el ingles, saco el móvil, se conecto a internet y miro la web el tiempo que iba a hacer sobre Zurich en las siguientes horas y me enseño lo que ponía.


Joder, aquello no me gusto nada. Estábamos a 50 km de Zurich. Eran las 5 de la tarde y ponía que desde las 5 de la tarde hasta las 11 de la noche iba a caer agua por un tubo, porque se veía en la pantalla del móvil, nubes negras y con varios rayitos de tormenta. Las horas no seguían, porque la predicción era solo hasta las 11 de la noche. Así que, después de charlar un poco con el ingles, llamo a alguien y me dijo que se iba, cayera la que cayera, porque tenía a un amigo esperándole en un restaurante cercano, que lo iba a recoger y llevarlo a su casa. Y el tio, le echo valor y se fue.


Los demás que estaban allí, vieron lo que hizo el ingles, y poco a poco, fueron echándole huevos y también se fueron. Lo que no sabían era que el ingles solo se iba aun restaurante cercano y que un amigo lo recogía.


Y nos quedamos allí solos. Bueno, había 2 tios vestidos de traje típico tiroles, igual de empapados que nosotros y que nos miraban, porque seguramente se preguntaban si también nos iríamos de allí.


Nos pusimos los impermeables, pusimos la funda a la bolsa de la ropa y le echamos huevos y también nos fuimos. Al fin y al cabo, solo era agua, bueno, mucha agua, pero apenas hacia viento que era a lo que mas temía y me acojonaba.


Por cierto, la cámara de fotos y mi móvil, que los llevaba en un bolsillo de la chaqueta motera, estaban completamente inundados e inservibles de la cantidad de agua que nos había caído. El bolsillo era como una pequeña piscina. La cámara de fotos, la he podido recuperar, y sigue funcionado, pero el móvil, después de haberlo secado, sigue sin funcionar bien.

Y llegamos a Zurich. Empezamos a buscar hotel, y no sé porque, pero la cosa estaba jodida, ya que nos decían que estaban completos. Después de 4 hoteles visitados, de los que tenia en mi lista buscados por internet, y en todos, me decían que estaban completos. Entonces echamos mano del gps para que nos buscara un hotel. Yo sé lo que significaba eso, y era que nos iba a costar una pasta, ya que si todos estaban completos, solo quedaban los caros. Pues ni así, ya que después de ver 2 hoteles caros, tampoco había habitación. Fue en el ultimo, un IBIS, donde tuvimos algo de mas suerte.


La chica de recepción era de Canarias, y eso nos alegro para entendernos mejor. Pero también me dijo que estaba completo. Entonces yo, apelando a la impotencia de encontrar hotel en la cuidad, le pedí que por favor me aconsejara algún sitio, esperando que llamara a ese hotel, y reservara la habitación por nosotros, ya que ella hablaba alemán.


Creo que me vio cómo iba y le dí lastima, pena o lo que fuera. Hasta le llegué a decir que quizás me decían los otros hoteles que estaba completo porque me veían la pinta que tenia, con la chaqueta empapada, cara de cansancio, desganado, sucio...., y mira que se veía que iba vestido de motero y le pregunte que me dijera si tenia mala pinta y que si era por eso por lo que  no me daban habitación en los otros hoteles. Me dijo que no, que estaba bien y que se veía que era motero.


Margari no podía escuchar lo que hablábamos, porque estaba fuera cuidando la moto, mientras yo intentaba coger habitación. Entonces la chica de recepción  miro hacia la puerta, y en un lateral que había un cristal inmenso, vio a Margari con la carita cansada y descompuesta, y dijo: "Pobrecita, mira que carita tiene y cómo nos mira". Fue entonces cuando dijo: "Espera un momento". Miro en el ordenador y pregunto a otra compañera que había allí, y me dijo: "Mira, te voy a dar una habitación que estaba reservada, pero cómo es tarde, no creo que vengan, así que voy a anular la reserva y os la vamos a dar a vosotros".


Cómo es lógico, me puse muy contento. Pregunté el precio y la "contentura" se me quitó. La habitación con desayuno costaba 215 €, y eso que era un hotel de 3 estrellas.


Le dije que eso era mucho y que si sabia de algún otro sitio en la que quizás hubiera habitación y fuera mas barato. Ella comprendió, y me dijo que bienvenido a Zurich, en referencia a lo caro que es la cuidad. Me dijo varios hoteles y le dije que ya había estado en esos. Me dijo que si me decía algún sitio más y luego no había habitaciones, no quería cargar con la culpa. Que ella, lo más que podía hacer era que había anulado una reserva y nos la había dado a nosotros. Le dije que en mi caso y conociendo la cuidad, fuera sincera y me dijera qué es lo que haría ella, si seguir buscando o quedarse allí. Me volvió a decir lo mismo. Entonces le pregunté que pasaba que no había habitaciones en los hoteles de la cuidad, si no se veían ferias, fiestas, congresos...y me dijo que ella tampoco se lo explicaba.


Viendo el panorama y teniendo que tomar una decisión, le hice caso y cogi la habitación. No era cosa de jugársela. La cosa estaba clara y era una oportunidad que no había que dejarla escapar, aunque costara 215 €.


Luego, le dije qué donde podía guardar la moto. Ella me dijo que en el parking del hotel, pero que me costaría unos 30 €.


La cara que tuve que poner, tuvo que ser muy evidente, porque la chica me dijo: "No te preocupes. Mañana entro a las 6 de la mañana y como tu te vas sobre las 8 o 9, yo te abro desde aquí la barrera y no pagas nada".


Amigos míos, qué puedo decir a esto?. Pues lo que vengo diciendo, que puede que te amargue una cuidad por los inconvenientes que se presentan, pero siempre hay alguien que te hace cambiar de opinión.


Luego, cuando bajamos a cenar, la chica nos dijo que, menos mal que cogimos la habitación, porque detrás nuestra había una pareja esperando para coger la habitación y tuvo que deciles que el hotel ya estaba completo.


Si hubiera salido a consultar con Margari, si cogiamos o no la habitación, hubiera sido demasiado tarde y eso que la chica hizo el esfuerzo de anular la reserva. Esa noche tuvimos suerte.


Me acorde de mi amigo Félix, que me decía que nos lleváramos las tiendas de campaña y los sacos de dormir. Pero fue imposible ya que no había sitio en la moto. Además, con la que estaba cayendo y el frío que hacia, cómo coño nos vamos a ir a un camping para pasar toda la noche con lluvia y frío? Si no hubiera mas remedio, habría que hacerlo. Pero ya somos mayores para esas incomodidades y no creo que mi cuerpo estuviera al día siguiente dispuesto para seguir haciendo kilómetros. Si al menos, no lloviera o no hiciera tanto frío, que fuera, por ejemplo, un día de verano de España, no me hubiera importado y que le den por culo a los hoteles de Zurich.


Bueno, al día siguiente, nos levantamos tempranito y seguimos la ruta hacia Le Puy en Valey, un pueblecito en Francia, cerca de St. Etienne.


Elegí ese pueblo como etapa, no por nada especial, sino porque estaba a la mitad de kilómetros entre Zurich Y Lourdes, unos 600 km.


La mañana amaneció bien, hacia sol, pero no hacia calor. Ya ves tu, y el día anterior fue de perros. Esto no hay quien lo entienda.


La carretera era buena y no había mucho tráfico. Se podía ir bien y disfrutando. A medida que íbamos bajando por Europa hacia España, se iba notando en el paisaje, que las tierras eran de cultivo y que había, cada vez, menos bosques y arboledas.


Pero al llegar a Lyon, otra vez un caos de circulación. Pero esta vez si había circunvalaciones, al estilo de la S-30. No recuerdo la hora que llegamos, pero seguro que no era hora punta. Quizás fuera porque es un nudo circulatorio hacia Paris. No me preocupe, puse los 4 intermitentes de emergencia, me fui al arcen y poco a poco y despacio iba adelantando camiones y coches, aunque nos retraso bastante.


Luego llegamos a St. Etienne y había un poco de caos, pero no tanto.

Cómo íbamos por carreteras nacionales francesas, ya que la autovia, más o menos, se acabo en Lyon, pues vuelta a las rotondas, cruzar por medio del pueblo y camiones por un tubo.


Llegamos a Le Puy en Valey sobre las 10 de la noche. Llovía, no mucho pero lo suficiente para joder.


Buscamos el primer hotel que tenia en la lista. Y mira tú por donde, estaba justo enfrente de la estación de ferrocarril. El precio y la habitación estaban bien, unos 40 € con desayuno.


Nos arreglamos, nos pusimos los impermeables y nos fuimos a cenar. El pueblo estaba como muerto, no había casi nadie por las calles. Quizás no nos extrañaba tanto, por la que estaba cayendo, que seguro que todo el mundo estaba en sus casas, como es lo mas lógico en una noche así.


Encontramos el restaurante que nos recomendó el de recepción. Estaba bien de aspecto y comimos bien. Pedimos un plato típico suyo, que era como un trozo de cerdo, concretamente, codillo con patatas, que no sé como se llaman, pero que eran patatas muy pequeñas, cocidas y sin pelar. No fue para gritar de escándalo por la comida, pero estuvo bien. Donde mas disfrute fue con la cerveza y la salsa que llevaba, aunque los muy cabrones nos pusieron para toda aquella comida 6 trocitos de pan, que juntándolos no llegaban ni a una viena. La madre que los parió. Por supuesto, tuvimos que pedir más pan. No era cosa de dejar aquella salsa tan rica sin rebañar el plato con el pan.


Descansamos bien y al día siguiente, bien tempranito nos pusimos en marcha, pues había que llegar a Lourdes y faltaban unos 600 km. Dimos una vuelta por el pueblo para buscar la pegatina de la ciudad, y vimos que era un pueblo muy religioso, ya que al parecer tenían un virgen muy milagrosa.


La mañana estaba bien, con sol, pero no hacia calor. Bueno, cuando digo esto de que hacia sol, pero no calor, quiero decir que había sol, pero que hacia frío como para ir sin el forro de la chaqueta motera, lo pilláis, no?, pues eso.


Como dice mi amigo Félix, las carreteras nacionales francesas, eran más de lo mismo. Alguna que otra vez, pasábamos por un pueblo bonito o curioso, pero nada del otro mundo que ya no hayamos visto.


Lo que no habíamos visto y que nos llamó la atención, fue una cosa muy curiosa. Para hablar de esto, tengo que decir antes, que cuando íbamos por la costa mediterránea de Francia, veíamos, de vez en cuando, sobre un camino de tierra que la ocultaba unos setos altos y que transcurría paralelo a la carretera, mujeres que fuman y se pintan los labios, ya me entendéis, no?. Pues bien, esta vez, en las áreas de descanso que parábamos, sobre el centro-sur de Francia, y que había, más o menos, una por cada pueblo que pasábamos, lo que habían era hombres en la misma actitud que las mujeres que fuman y se pintan los labios. Pero con un aspecto, que te hacia desconfiar,, ya que eran tíos que si te los encuentras en una esquina y de noche le das la cartera sin pensártelo.


Margari, al principio, se asustó al ver a esos tíos con esa pinta, que parecían como drogadictos, delincuentes o mafiosos, porque no pensó que eran, lo que eran. Y es que leímos, en la web del Ministerio del Interior de España, que recomendaban extremar la precaución en las áreas de descanso. Pero yo la tranquilice diciéndole, que en algún sitio tenían que estar, no?. Peor seria si estuvieran en el mismo pueblo, pero que allí, a nadie molestaban. Se veían raros, pero a nadie molestaban. Y se quedó mejor y menos mosqueada.

Bueno, llegamos a Lourdes. 





Buscamos hotel y aquí vinieron otra vez los problemas. Lo que había, según mi lista, que merecía la pena y no era muy caro, estaba completo.


Al entrar en la ciudad, vimos que habían muchas motos y eso nos mosqueó un poco. Era sábado y pensé que los moteros franceses podían tener la misma costumbre que nosotros de ir a Cazalla o por la sierra norte. Pues pensaba que la de ellos era, ir a Lourdes. Pero que va. Nos enteramos que al día siguiente, domingo, había una concentración motera, no solo de franceses, sino de toda Europa, porque se iba a celebrar una misa en la basílica de Lourdes con la bendición a todas las motos asistentes. Casi "ná".

Por eso nos costó trabajo encontrar hotel, y lo que encontrábamos y era barato, prefiero no hablar de ello, porque a un cuartucho de mala muerte, lo llamaban habitación, y a unos 30 o 40 €. Para que os hagáis una idea, los cuartos eran peores que cuando Renfe empezó a darnos cuartos de pensiones cuando dormíamos fuera. Algo impresentable.


Echamos mano al gps y nos llevo a un hotel, cerca del centro pero algo escondido y encontramos habitación, aunque bastante más cara, como era lógico. A Margari no le gustaba porque estaba cerca el cementerio antiguo de la cuidad. La pude convencer diciéndole que los que están allí, van a ser los que menos problemas nos van a dar, en todos los sentidos.


Nos fuimos a cenar y nos apetecía una hamburguesa. Serian las 10 de la noche, en sábado, pero apenas había gente por las calles, y eso que no llovía. Cuando llegamos al Mcdonald estaban cerrando, !!! a las 10 de la noche, en sábado, y estaban cerrando los tios !!!. Y los moteros, donde estaban?. No me lo podía creer.


Por el camino vimos una especie de bar que ponían platos combinados. Así que regresamos sobre nuestros pasos y entramos en ese bar. Gracias a dios que tomamos la decisión correcta, porque las fotos de los platos ya decían, que rico esta. Además, era comida al estilo nuestro. Yo pedí, porque los ojos se me fueron nada mas verlo, un combinado de filete con patatas. Solo le faltaban un par de huevos, que por supuesto le pedí, pero que no tenían. Aun así, estaba para chuparse los dedos.

A la mañana siguiente, nos levantamos tempranito, sobre las 8, como siempre. Desayunamos, lo preparamos todo y nos fuimos con la moto a la basílica de Lourdes, que estaba muy cerca. 

Entonces fue cuando vimos un montón de motos a la derecha de la basílica y una coordinadora nos quiso decir, que con la moto, teníamos que ir hacia la derecha y aparcar donde estaban todas. Entonces le preguntamos, qué era aquello y nos dijo que, si veníamos a la concentración, y fue cuando nos enteramos de toda la movida motera. Nos dijo lo de la misa, que eran a las 11 de la mañana, la bendición a todas las motos y que había ya unas 3.000 motos allí aparcadas, y tan solo eran las 9:30 de la mañana. Joder, tio, era impresionante ver tanta moto junta. Le dijimos que no veníamos a la concentración, sino a ver la basílica y la fuente de agua que hizo brotar la virgen, pero que nos teníamos que marchar para España, ya que nos quedaban unos 700 km hasta Alcalá de Henares. Mientras hablábamos, de fondo se escuchaba el rugido de los motores de las motos acelerando en vacío, a modo de saludo a todos los que iban llegando. Siempre me ha parecido una estupidez y una practica poco recomendable para la moto, esos acelerones en vacío. Pero cada uno es libre de hacer lo que quiera con su moto.


Dejamos la moto muy cerca de la entrada, ya que no dejaban pasar ningún vehiculo. Le echamos valor, y dejamos la bolsa de ropa en la moto. Allí se veía gente muy católica y creímos que nadie nos iría a robar una bolsa llena de ropa. Pero fuimos tontos y no dejamos los cascos atados a la moto y los llevábamos en la mano. Lo digo porque desde la entrada hasta la basílica o la fuente de agua, que esta a la derecha, hay un buen trecho andando, puede que algo mas de 1 km.


Aquello estaba guapo. La fachada de la basílica era impresionante. La fuente de agua, era más sencilla. La fuente era un hueco en la montaña y un manatial que brotaba agua. En esos momentos, estaban dando una misa y había un silencio sobrecogedor, para tanta gente que había. El interior de la basílica, no podía ser menos y también era impresionante. También estaban dando una misa.


Me gustaria extenderme mas y ser mas detalloso diciendo las bondades, la magnificencia, la religiosidad y el espíritu de la oración que allí se respiraba, pero siento deciros que a mi, aunque soy cristiano, eso del catolicismo, sencillamente no va conmigo, pero que no quiero herir los sentimientos religiosos que algunos podáis tener.


A los mas que me atrevo a decir, y porque lo vi con mis propios ojos, es el negocio de las botellitas para el agua, las estampitas de la virgen, de la pastora y demás parafernalia que había alrededor de todo aquello y que me pareció poco ético.

































Seguimos la ruta y hacia buen día, con sol, pero no hacia calor, aunque si algo de frío, como siempre, y que te obligaba a llevar el forro en la chaqueta.


La carretera era buena, pero ya sabéis, carreteras nacionales francesas. Al poco, entramos en los Pirineos franceses. La carretera ya no era tan buena. Muchas curvas cerradas, de un solo carril y algo estrecha. Lo comprendimos porque estábamos en la alta montaña del Pirineo francés.

Y llegamos, por fin, al túnel de Somport. 





Es el túnel que pasa por debajo de las montañas del Pirineo, con mas de 8 km de largo y que al otro lado, esta España. Parecía que nunca se iba a acabar el túnel. Estaba bien iluminado, con 2 carriles en cada sentido y con áreas de emergencia cada dos por tres. Vamos, un túnel bien hecho


Lo que no os vais a creer, es lo que pasó al otro lado del túnel, ya en España.


Fue cruzar el túnel, y empezar a hacer un calor que te cagas. Nos sobraba todo, forro, chaqueta y hasta pantalones. Joder con los 8 km de túnel. Parecía que estábamos en otro mundo, separado por tan solo unas montañas. Se notaba que habíamos entrado en España. Y no solo por el calor, sino también por la carretera. Las montañas seguían siendo las mismas, pero la carretera era buenísima y con 2 carriles en cada sentido. También se notaba el precio de la gasolina, porque nada mas cruzar, llenamos el depósito, que estaba casi vacío. Y lo que antes nos costaba casi 30 €, cuando llenábamos el deposito, ahora no llegaban a 20 €.


Seguimos la ruta por esa buenísima carretera. Era la hora de comer y se estaba acercando el pueblo de Sabiñanigo, en Huesca. Nos desviamos hacia el pueblo y entramos a ver donde podíamos comer. Vimos 2 bares, uno cerca del otro. Miramos lo que había de comer en uno y eran platos combinados, en las que tenían sus fotos y todo, pero no nos llamaba mucho la atención. Miramos en el otro, que más que un restaurante, parecía un bar de tapas. Ponían 1º plato y 2º plato, pero sin fotos. Tan solo estaba escrito en una pizarra de bar lo que tenían de comer para ese día. Fue leer el primer plato de todos los que había, y no me lo pensé, aquí mismo. !!! Había arroz a la cubana !!!, con lo que a mi me gusta. Y de 2º, !!! Ternera en salsa !!!, y me imaginé mojando pan en la salsa rebañando el plato. Joder, qué cosas más ricas. Dicho y hecho y allí nos sentamos.


Vino la chica a tomarnos nota, que resulto ser la dueña y encima era cubana. Como nos vio con la moto, nos pregunto de donde veníamos. Cuando le dijimos de donde veníamos, nos dijo que nos tenía envidia sana, ya que es uno de sus sueños.


Entablamos conversación y amistad, junto con otros parroquianos del bar, preguntándonos por donde habíamos pasado y qué habíamos visto. La verdad es que se porto muy bien con nosotros y nos puso de comer muy bien y en abundancia. Hasta se cabreo porque no nos habíamos comido toda la comida que nos puso. Tuvimos que decirle que no éramos de comer mucho, que llevábamos mucho tiempo comiendo poco y que no cosa, de llegar a España, y ponernos morados, y que teníamos que seguir camino hasta Alcalá de Henares, que aun faltaban unos 500 km, y que si comía mucho, me adormilaba en la moto y era peor. Gracias a dios que lo comprendió, porque seguía medio cabreada.


Cuando ya nos íbamos, le pagamos y nos despedimos de ella. Se ve que algo le rondaba en la cabeza, pero que no se atrevía a decirlo. Pero cuando vio que nos íbamos y ya no nos veríamos mas, le echo valor y nos lo dijo. Nos pidió, por favor, que si podíamos darle una vuelta en la moto por el pueblo, y que era una ilusión suya montar en una moto así. Dicho y hecho. Se subió y le dí una vuelta por el pueblo. Se sintió muy ilusionada y muy agradecida por el favor. Nos despedimos y seguimos nuestro camino.


Allá por Zaragoza, vimos muchas motos que nos adelantaban. Pensé que como era domingo, pues eso, que eran domingueros en moto.


Cuando paramos en una gasolinera, había allí 2 motos tipo deportivas, y al parecer, una de ellas tenia problemas. Me acerqué y ofrecí mi ayuda. Eran padre e hijo. La moto del padre, en la marcha se le había perdido el tornillo que sujeta la palanca del embrague y la tenia cogida con una llave tipo allen, pero temía que en la marcha y con las vibraciones, se saliera la llave y se quedara sin embrague. Estuve mirando qué solución darle y le dije, qué le parecía sujetar la llave allen con prensillas de plástico. Le pareció muy buena idea. Se hizo así y quedo bien.


Nos fumamos un cigarrito por lo bien que lo habíamos hecho y fue cuando nos dijo que si nosotros también veníamos de la concentración de Alcañiz. En ese momento entendí el porqué de tantas motos. Y eso me jodio, porque significaba que la guardia civil estaría al acecho con los radares en todo el trayecto. Le dijimos que no veníamos de la concentración de Alcañiz, y le dijimos de donde veníamos. Los 2 se echaron las manos a la cabeza y nos dijeron que eso era un "peazo" de aventura que pocos podían hacer y que nos tenían envidia sana. Nos fumamos otro cigarrito, mientras nos preguntaban de todo. Nos despedimos y seguimos el camino.


A partir de aquí, ya todo es normal y nada especial para contar. Como dice mi amigo Félix, mas de lo mismo, carretera y carretera, de la que siempre vemos por España.


Si acaso, y para que lo sepa mi amigo Luis, que vivió allí una temporada, contar una cosa curiosa de Alcalá de Henares.


Hace mucho tiempo, fuimos de visita a Alcalá de Henares, para recordar sitios, ya que habíamos vivido allí unos 16 años. Y lo que vimos, no nos gusto nada. La cuidad estaba llena de inmigrantes de todas clases, dejándonos una  sensación de desconfianza y poco agradable. No como en otras ciudades, también llena de inmigrantes, pero que no te hacían sentir esa desconfianza. La cuidad parecía sucia y fea, nada que ver con nuestros recuerdos. Y los bares, donde antes tomábamos tapitas eran de pena. Prometimos no volver.


Pero ahora, todo ha cambiado. Es una cuidad que sigue llena de inmigrantes, pero ya no sentíamos esa desconfianza. Ahora la vimos como una ciudad integrada en todas las culturas. La cuidad se ve mas limpia y mas bonita. Y los bares, es lo que mas ha cambiado. Hay un montón de bares, pero un montón. Y todos siguen el mismo patrón. O sea, como en Granada, en Guadix, o en Ceuta, pero mejor. Quiero decir, que pides una cerveza y te ponen una tapita. Pero no un tapita, como en Granada, Guadix o Ceuta, sino un "peazo" de tapita, que más que tapita, es como media ración.


Y todo, por unos 3 €, mas o menos. Ahora es una gozada dejarse caer por allí.


Aunque nosotros tuvimos suerte de encontrar un bar abierto y poder cenar, ya que llegamos a Alcalá de Henares sobre las 10:30 de la noche y entre buscar hotel, arreglarnos y todo eso, para salir a cenar, serian ya las 11:30 de la noche y ya casi todos los bares estaban cerrando. Pero tuvimos suerte, y en uno de ellos, aunque estaban cerrando, nos dieron de cenar.


Nos dio coraje llegar tan tarde, porque queríamos visitar a varios amigos nuestros de cuando vivíamos allí, en especial, a nuestra amiga Tere. Pero queda pendiente para otro viaje que hagamos.


Bueno, al día siguiente, nos levantamos tempranito, desayunamos café con porras, que ya hacia tiempo que no las comía, y pusimos rumbo a Sevilla.


Esta etapa no la comento porque no fue nada especial, salvo el calor, el tremendo calor que pasamos, que entre Alcalá de Henares y Sevilla, nos bebimos unas 5 botellas de litro y medio. Y comentar también, con la ilusión que íbamos hacia Sevilla, sabiendo que regresábamos a casa, sanos y salvos, para estar con nuestra familia.


A modo de conclusión final, me gustaría decir, lo que hemos aprendido de todo este viaje en moto.


Una de las cosas que más valoramos, es la capacidad de superación que se adquiere cuando te surgen problemas y rápidamente tienes que encontrar una solución, porque no te queda mas remedio.


No sé lo que pasa, pero normalmente, cuando te surgen problemas y situaciones, te quedabas parado, te "colapsabas" y no ves la salida con claridad, como si te ahogaras en un vaso de agua.


Con esta experiencia, ves los problemas, y lo primero que haces, es valorar si merece la pena agobiarse por ellos, que lo más normal, es que no. Y luego, tu cabeza empieza a dar vueltas intentando solucionar aquello. Y cuando encuentras la solución, y ves que funciona, se te queda una satisfacción que es difícil describir, y sigues hacia adelante.


Otra cosa que hemos aprendido, es a no hacer otra vez un viaje tan largo y tan lejos como éste. Reconozco que es una barbaridad y una paliza de kilómetros.


Quizás hubiera sido mejor haber ido en avión a una ciudad en concreto, verla, disfrutarla y volver. Quizás hubiera sido mejor ir en coche, que hubiera sido menos paliza que en moto, con tu aire acondicionado, tu musiquita, tu nevera con cervezas fresquitas y sitio de sobra para maletas y regalitos. Pero tengo que decir, que aunque la comodidad se echa de menos, no la escogería.


Como dijo el poeta: "Caminante, no hay camino, se hace camino al andar".


Mi meta era el camino.


Mi meta no era ver todas esas ciudades con sus monumentos, y sus curiosidades. Para eso hubiera hecho otra ruta con menos kilómetros, no tan lejos, mas selectiva y quedándonos mas días para ver la ciudad completa, como cualquier turista.


Pienso que lo bonito, lo mas duradero en el recuerdo, lo que te hace adquirir unos valores especiales, lo que mas se disfruta, no es solo llegar al destino, sino recorrer el camino.


Y eso es lo que hemos hecho, aunque nos hayamos dado una paliza de kilómetros.


Si os preguntáis si volvería a hacer algo así. Que no es quepa la menor duda, de que si, pero con algunas salvedades.


Me explico. Dos personas en una moto, esta bien, pero que muy bien. Pero falta espacio, y eso que se llevan muy pocas cosas, pero falta espacio en un viaje largo, al menos en mi moto.


En cambio, con una sola persona, hay espacio de sobra para todo lo que se lleva.


Por eso, si tengo la ocasión y puedo ir por ahí, a un gran viaje motero, ya sea solo o con mis amigos, ni lo dudo.


Pero está Margari, que aunque se queja del viaje, del palizon, de los kilómetros y de las incomodidades que tiene la moto, le ha encantado el viaje. Y al igual que yo, esta deseando hacer otro. Pero dice que, para un viaje corto de 2 ó 3 días, eso de ir en la moto, vale. Pero que para un viaje largo, ni mijita, que prefiere el coche o mejor una autocaravana. Que por cierto, ahora comprendemos porqué hemos visto tantas autocaravanas. Y es que viajar por Europa sale caro, mejor dicho, carísimo. Y con una autocaravana lo puedes ver todo y te sale muy barato.

Y ya sabéis que donde hay patrón, no manda el marinero. Así que si tengo que hacer otro viaje largo, y Margari puede venir, lo haremos en coche.


No será lo mismo, pero es lo que hay. Y en el fondo, la entiendo, porque esto de motear, te tiene que gustar mucho, pero mucho, mucho, por las incomodidades que ello supone.


Por cierto, el próximo viaje para el año que viene, si se puede,  será ir a Cabo Norte (Noruega), la cuidad europea mas cercana al Polo Norte, recorriendo la otra mitad de Europa que nos falta por ver.


Otra cosa. Cada vez que tenia que hablar en otro idioma y hacerme entender, me acordaba de mi amigo Roldan, sobretodo cuando tenia que hablar en ingles, ya que el francés, quizás lo domino algo mejor.


Mi amigo Roldan habla y entiende muy bien el ingles, al menos, mejor que yo. Con esto quiero decir, amigos míos, que el idioma, sobretodo el ingles, es fundamental para viajar.


Mi nivel de ingles es lo suficiente, como para no pasar hambre. Pero no lo es para entablar una charla amena y extendida con cualquiera y cambiar impresiones y conocimientos con cualquier extranjero. Y es que por ahí fuera, todos saben hablar ingles.


Me dio vergüenza y coraje no poder hablar, sueltamente, con otros colegas moteros y otras gentes de la ciudad.


!!! Con lo que a mi me gusta hablar y aprender de los demás !!!


Tengo que ponerme las pilas y hacer caso a mi amigo Roldan, que me aconsejo que todos los días aprendiera vocabulario y que mirase en internet, ya que hay páginas que te enseñan ingles, e incluso la pronunciación, si tienes micrófono.


Quiero hacer una conclusión final, resumiéndola en una sola frase, que aunque no es mía, sino de mi amigo Roldan, que me la envío en un correo, define muy bien mis sentimientos moteros.

- "No sueñes tu vida, mejor vive tu sueño."

Y uno de mis sueños, ha sido éste:



Y espero que no sea el ultimo.

Por favor, no te vayas sin comentar, picando en la imagen de la moto de mas abajo. Recuerda que comentar es de agradecer


Un saludo Javier y Margari.